DICIEMBRE 22

"Bienaventurado el hombre a quien tú, SEÑOR corriges." Salmo 94:12
Todo el castigo del mundo, sin la enseñanza divina,nunca hará al hombre bendito. ni bienaventurado. Aquel que encuentra la corrección acompañada de instrucción y la aflicción con lecciones, es un hombre bienaventurado y feliz.
Si como resultado de las aflicciones externas el alma es llevada más adentro de las enseñanzas de Dios, indudablemente sus aflicciones han sido en amor. Toda la disciplina del mundo, sin la enseñanza divina, fallará en ser una bendición para el hombre; el hombre que halla corrección unida a instrucción, y azotes con lecciones, es un hombre feliz.
Si por medio de la aflicción que está sobre ti, Dios te enseña a aborrecer más el pecado, a apartarse más del mundo y a andar más con Dios, tus aflicciones están en amor. Si Dios te enseña por medio de las aflicciones a morir más al pecado, a morir más a tus relaciones, y a morir a tu propio interés, las aflicciones están en amor.
Si Dios te enseña por medio de las aflicciones a vivir más para Cristo, a elevarte más hacia Cristo y a anhelar más a Cristo, tus aflicciones son en amor. Si Dios te enseña por medio de las aflicciones a obtener seguridad de una vida mejor y a estar quieto, dispuesto y preparado para el día de la muerte, tus aflicciones son en amor. Si Dios te enseña por medio de las aflicciones a poner más interés en el cielo y a estar más preparado para el cielo, tus aflicciones están en amor. Si por medio de las aflicciones Dios enseña a tu orgulloso corazón a humillarse, a tu corazón duro a ser más tierno, a tu corazón egoísta a ser más caritativo, a tu corazón carnal a ser más espiritual, a tu inquieto corazón a ser más tranquilo, tus aflicciones están en amor.
Cuando Dios enseña a tus pensamientos así como a tu corazón, cualquiera de estas lecciones, tus aflicciones están en amor. Cuando Dios ama, aflige en amor, y cuando Dios aflige en amor, enseñará tales lecciones a las almas que éstas les harán bien para toda la eternidad. - Thomas Brooks
Dios intenta que las aflicciones de la vida sean beneficiosas para nosotros; porque así como las semillas que están profundamente cubiertas de nieve en invierno brotan más lozanas en la primavera, y el viento al abatirse sobre la llama la eleva más y más, y cuando la llama de un fuego es excesiva arrojamos agua sobre la misma, del mismo modo, cuando el SEÑOR quiere aumentar nuestro gozo y agradecimiento, los calma con las lágrimas de la aflicción. Bienaventurado el hombre a quien tú SEÑOR corriges. -H. G. Salter