ABRIL 22

13.04.2021

La llevaré al Desierto y LE HABLARÉ A SU CORAZÓN. Oseas 2:14

El SEÑOR permite los desiertos espirituales, momentos que desafían nuestra fe, para que aprendamos a depender solo de Él, nuestra única fuente de provisión. En el Desierto no hay ningún alimento, sino la Palabra de Dios; ni recursos humanos en los cuales confiar. Allí estamos solos, Dios y nosotros.

}El amor eterno de Dios nos ve atraídos por el pecado, y decide llevarnos al Desierto para alejarnos del mal, hará esto una y otra vez, cuando nos vea con probabilidad de caer en tentación. Aquellos pecados que el creyente nunca pudo dejar; aquella dureza de corazón que le persiguió siempre; todo ello será eliminado en el Desierto.

"Y HABLARÉ A SU CORAZÓN." El principal propósito de Dios al llevarnos al Desierto es "hablar a nuestro corazón", y para lograrlo nos aparta, pues allí puede tratar mejor con nosotros, no habrá nada que distraiga nuestra atención de Él. Nos aleja de todo aquello que nos impide estar a solas con Él. Son esos momentos cuando nadie entiende o comprende por lo que estamos pasando, los que Dios usa para que profundicemos en nuestra comunión con Él: "Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al SEÑOR." Oseas 2:20 En ese tiempo de silencio, de soledad, de oración, la presencia del SEÑOR se vuelve todo para nosotros, y aprendemos a valorar Su compañía por encima de todo.

En el Desierto de la aflicción, El SEÑOR tiene cosas maravillosas para decirnos y "hablar a nuestro corazón", por medio de Su Bendita Palabra nos consuela y fortalece. En el Desierto Su Palabra es revelada por Su Espíritu como nunca antes. Allí cada verso es como hallar una mina con piedras preciosas para escoger. En verdad en el Desierto aprendemos a apreciar la Palabra mucho más que al oro. Allí la Palabra de Dios es deseable más que el oro; sí, más que mucho oro fino...Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino. Salmo 19:10 y 119:127

La bendición que deja tras sí el Desierto es de tal magnitud, que el alma puede ser consolada ahora. ¡Oh, que hoy pudiéramos tener esta promesa aplicada a nuestra experiencia! ¡Atraídos por el amor de Dios, separados por la tribulación, y consolados por el Espíritu de la verdad! ¡Que podamos ser atraídos por el amor del SEÑOR y escuchar Su voz hablando a nuestro corazón! Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al Desierto, y hablaré a su corazón».Oseas 2:14 ************************************************************************************************************************************** Cuando somos atraídos y apartados de esta manera, el Señor tiene cosas preciosas que decirnos para nuestro consuelo. Él "habla a nuestros corazones".

¡Oh, que hoy pudiéramos tener esta promesa aplicada a nuestra experiencia! ¡Atraídos por el amor, separados por la tribulación, y consolados por el Espíritu de la verdad, que podamos conocer al SEÑOR y cantar de gozo!

En los desiertos de la aflicción, la presencia del SEÑOR se vuelve todo para nosotros, allí aprendemos a valorar Su compañía por encima de todo.

Allí Su Palabra es revelada, por medio de ella habla a nuestro corazón como nunca antes. Aprendemos a apreciarla mucho más que al oro. En verdad en el Desierto la Palabra de Dios es deseable más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que destila del panal. Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino. Salmo 19:10 y 119:127

¡Oh, que hoy pudiéramos tener esta promesa aplicada a nuestra experiencia! ¡Atraídos por el amor, separados por la tribulación, y consolados por el Espíritu de la verdad, que podamos conocer al SEÑOR y cantar de gozo!

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BENDICIONES DEL DESIERTO

La soledad y la aflicción traen más bendición que cualquier otra cosa.
Y le va diciendo lo que ocurrirá después del desierto: «Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud... Quitaré de su boca los nombres de los baales ... te haré dormir segura ... Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová» (Oseas 2:15-20).

En los desiertos de la aflicción, la presencia del SEÑOR se vuelve todo para nosotros, allí aprendemos a valorar Su compañía por encima de todo. Allí Su Palabra es revelada como nunca antes y aprendemos a apreciarla mucho más que al oro, En verdad en el Desierto la Palabra de Dios es deseable más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que destila del panal. Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino. Salmo 19:10 y 119:127

La bendición que dejará tras sí el desierto es de tal magnitud, que el alma puede ser consolada ahora. Es la misma consolación anticipada que experimentó el Señor antes de la cruz. «Por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios» (Heb. 12:2).

Nos acercamos a Jesucristo. V 14 a "Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto," muchas personas cuando ya lo tienen todo no disponen de tiempo para Dios.

2. Nos habla a nuestro corazón. V 14 b "y hablaré a su corazón." El estar acomodados muchas veces endurece nuestro corazón. Las dificultades nos sensibilizan.

3. Recibimos la bendición. V 15 a "Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza" Job cuando lo tenía todo solo conocía a Dios de oídas cuando tuvo que vivir su desierto fue cuando sus ojos lo vieron. Job 42: 5 "De oídas te había oído;Mas ahora mis ojos te ven."

4. Aprendemos a gozarnos. V 15 b "; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto." cuando lo tenemos todo no lo valoramos y nos sentimos insatisfechos. Cuando perdemos algo y lo volvemos a recuperar aprendemos a gozarnos de verdad.

5. Valoramos lo que íbamos a perder en especial a Dios. V 16 "En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali." Jesucristo quiere ser nuestro esposo y le debemos fidelidad.

6. Aprendemos a tener intimidad con Dios. V 20 "Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová." La oración nos proporciona intimidad con Dios por eso debemos hacerla en un lugar especial donde no tengamos interrupciones.

7. Dios nos escucha porque mira nuestro corazón sincero. V 21 "En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra."Dios quiere escucharnos y respondernos en tiempos buenos pero permite que toquemos fondo o que pasemos por diferentes desiertos cuando no le queremos escuchar. No esperes a estar en un desierto para que Cristo te hable. Mantente siempre atento a su voz en todo tiempo.

El Señor permite en los desiertos espirituales momentos que desafían nuestra fe para que nos demos cuenta que la única fuente de nuestra provisión es Él. Es en esos momentos cuando nadie entiende o comprende por lo que estamos pasando cuando debemos cavar profundo y profundizar nuestra comunión con Dios