NOVIEMBRE  20

28.11.2021

"Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios, a quien sirvo y pertenezco"    Hechos 27:23

Pablo y sus compañeros de viaje estando en medio del mar, un viento huracanado los embistió, amenazando con destruir la nave. Una gran tempestad que no había capitán ni tripulación que pudiera salir de esta situación, y no fue un día ni dos, sino catorce días, en los que no vieron estrellas ni sol ni nada.

Alguna vez has sentido como que todo se une: Problemas de salud, financieros, con la familia etc...Y no terminas de salir de un problema cuando entras en otro. En semejantes situaciones podemos exclamar como David: "Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí." Salmo 42:7 Nosotros también estamos navegando por este mar, en el cual nos encontramos con tempestades repentinas, nadie piense que el mar va estar calmo y sereno toda la vida, en cualquier momento y cuando menos lo esperes, el viento comenzará a soplar, y por donde navegues se levantará contra ti y te querrá hundir; es parte de la vida.

¡Oh, pero qué gran consuelo! En el punto más crítico de la prueba, cuando sientes que te hundes y vas a perecer, Dios envía un mensajero angelical a Pablo, para darle buenas y alentadoras noticias cuando parecía ya no haber esperanza, el SEÑOR envía ayuda y palabra desde el cielo: "Les pido que no pierdan el ánimo, pues ninguno de ustedes perderá la vida. Solamente se perderá la nave. Lo sé porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios, a quien sirvo y pertenezco. Hechos 27:22-23

"No todo es sencillo para aquellos que pertenecen y sirven a Dios. La calamidad por la que estaba pasando Pablo es prueba de ello. Pero sí pueden estar seguros que el ojo atento de Dios y su cuidado activo están presentes incluso en ese tipo de calamidades.La tempestad y la persistente oscuridad, unidas al inminente riesgo de naufragio, llevaron a la tripulación del barco a una triste situación. Un solo hombre, entre tantos, permanecía en perfecta calma; y, por su palabra, los demás se tranquilizaron. Pablo era el único hombre con suficiente valor como para decir: «Les pido que no pierdan el ánimo». Había a bordo veteranos legionarios romanos y bravos marineros y, sin embargo, un humilde misionero como Pablo demostró más valor que todos ellos. Él contaba con un Amigo secreto que lo fortalecía. El SEÑOR Jesús envió un mensajero celestial a susurrar palabras de consuelo en los oídos de su fiel siervo; por eso su rostro resplandeció y fue capaz de hablar como un hombre tranquilo, lleno de paz.

Si tememos al SEÑOR, podemos esperar oportunas mediaciones cuando nuestra situación esté en el peor momento. Las tormentas no pueden ocultarnos a los ángeles, ni la oscuridad impedirles venir. Los serafines no consideran una humillación visitar al más pobre de la familia celestial. Si las visitas de los ángeles son pocas y escasas en tiempos ordinarios, serán frecuentes en nuestras noches de tempestad y de zozobra. Los amigos pueden abandonarnos cuando estamos en apuros, pero nuestras relaciones con los habitantes del mundo angélico serán más frecuentes. Y con la fuerza de las palabras amorosas que se nos revelan desde el Trono por el camino de la escala de Jacob, tendremos poder para hacer proezas.

¿Es esta una hora de aflicción para ti? Entonces pide una ayuda especial: JESUCRISTO es el ángel del pacto, y si buscamos ahora ardientemente su presencia, la misma no se nos negará. Que esa presencia produce alegría de corazón lo saben muy bien aquellos que, como Pablo, han tenido a un ángel junto a sí en una noche de tormenta, cuando estaban a punto de naufragar. ¡Oh ángel de mi Dios, Jesús, acércate; en medio de la oscuridad, acalla mi temor. Ruge fuerte el tempestuoso mar; tu presencia, SEÑOR, me confortará. -C.Spurgeon "El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen, Y los rescata." Salmo 34:7 ¡AMÉN!