JUNIO 20

02.06.2021

....Enmudeció, y No abrió su boca. Isaías 53:7

Es cierto que no hay poder dado por Dios al hombre que lo distinga más de las bestias que el poder de hablar con inteligencia. Pero también es cierto que el cristiano que conserva la calma y vence al pánico frente a la adversidad y la prueba y que se rehúsa a criticar a los demás, se halla más cerca del Espíritu de Cristo: Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. Mateo 27:12

Jesús cuando fue acusado injustamente, por el extremo de su aflicción guardó silencio, se mantuvo manso, sumiso, paciente. No abrió la boca para quejarse de Dios a causa de las grandes penas que le había designado; ni se rebeló a Dios por ser maltratado por el hombre. No usó el lenguaje de maldad cuando fue vilipendiado, ni devolvió a la gente los males que le estaban infligiendo. Salmo 39:9. ¡Cuán sorprendente y literalmente se cumplió esta profecía en la vida del SEÑOR Jesús! Que ejemplo tan sorprendente de paciencia perfecta: " Quien cuando lo maldecían, no respondía con maldición" 1 Pedro 2:23.

Tenemos aquí el ejemplo que quedó para los cristianos de todos los tiempos. El Todopoderoso, el Omnipotente hijo de Dios, a cuya sola palabra fueron formados los universos con toda su compleja gloria, prefirió conservar una calma absoluta y un silencio total. Incluso Pilato «se maravilló mucho. »¡Oh, la elocuencia de ese silencio realmente brilló! En semejantes circunstancias ¿Cuantos de nosotros hemos sentido que debemos justificarnos, defendernos y tomar cartas en el asunto y poner las cosas en su lugar?

¿Fué la debilidad lo que preparó a Jesús para no responder palabra? ¿Era un cobarde, temeroso de las circunstancias que no se atrevió a hablar? ¿Guard rencor contra sus perseguidores y por eso no hablo? ¡No! ¡Jamás! Este es realmente uno de los cuadros más majestuosos de la fortaleza divina en todas las escrituras. A los fariseos que observaban el desarrollo de este drama les pareció, sin duda, que el presuntuoso Galileo había sido reducido a nada, que su derrota era total, que estaba eternamente desacreditado. Pero tu y yo sabemos que estaban mirando mal las cosas y que los siglos han reducido a polvo y han revelado la infamia de aquellos que asesinaron al Salvador de la humanidad.

Debemos aprender a guardar silencio y a callar en la adversidad, el salmista dijo: "Señor, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios." Salmo 141:3 La naturaleza hizo los labios para que fueran una puerta para mis palabras; que la gracia del SEÑOR guarde esta puerta; y no permita que salga ninguna palabra que pueda tender al deshonor de Dios o a causar daño a otros.

Jesucristo se mantuvo en silencio frente a los que le acusaban, ya que no tenía ningún pecado que confesar. Pero Él llevó un castigo inimaginable por nuestro pecado. Y nosotros no podemos hacer menos, que confesar nuestros pecados y alabar con nuestros labios a Jesucristo que pagó por nuestro perdón.

ORACIÓN: Pero, SEÑOR, ¿qué son mis palabras?, ¿qué son mis pensamientos? Unos y otros son malos; mi corazón, una fuente de corrupción, y mi lengua, una corriente contaminada. SEÑOR, lo que te ofrezco son palabras vacilantes, pensamientos errabundos y malos, palabras ociosas, y nada de esto es agradable a Ti. Con todo, esto es lo mejor que tengo. ¿Hay remedio? Si es que existe, está en Ti, oh SEÑOR, es en Ti que debo buscarlo y por ello lo estoy buscando en Ti. Tú solo, oh SEÑOR, puedes santificar mi boca; santifica mi corazón para que mi lengua pueda decir, y mi corazón pensar, lo que es aceptable delante de Ti, sí, lo que pueda causarte deleite. "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh SEÑOR, roca mía, y redentor mío." Arthur Lake