JUNIO 21

08.10.2023

Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra. Salmo 121:1-2

"Alzaré mis ojos", levanto mi mirada espiritual de las bajezas de la tierra donde vivo y busco las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Col.3:1-2 "A los montes" sobre los cuales estaba el templo, que fue construido en el monte santo de Sión, donde estaba el arca del pacto, figura eminente de Cristo. Estaré atento a su presencia especial y de allí esperaré y recibiré ayuda. ¡Qué poder sagrado tienen los montes sobre nosotros! Parecen estar tan cerca de Dios, tan llenos de Dios, que nos acercan a Él y nos llenan de Él. Nos hacen "mirar hacia arriba". Jesús amaba los montes. Eran Su santuario para la oración, Su templo para la adoración; desde los montes de Cafarnaúm predicó; la cumbre del Tabor fue escenario de Su transfiguración; en el monte del Calvario fue crucificado; desde el Monte de los Olivos ascendió.

Hay una afinidad entre las almas y los montes. Desde "el monte del Señor" recibimos ayuda para cruzar el valle terrenal. Si levantamos nuestra mirada al SEÑOR recibiremos luz para nuestro camino, y seremos guiados por una senda llana. Este hábito de alzar nuestra mirada nos enseñará a comprender el uso de los problemas en la tierra. Aprendamos a considerar todo lo que nos inquieta y perturba en nuestra salud, en nuestro hogar, en nuestras circunstancias, como el medio por el cual Dios nos llama a volver nuestra mirada hacia ÉL, a desligarnos de las ataduras terrenales, a prepararnos para ascender.-W. Pulsford

"¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra". Nuestra inclinación es ver las circunstancias de los problemas que se vuelven obstáculos para nuestra fe, olvidamos fácilmente que Dios Todopoderoso está por encima de ellas. En tiempos de dificultad buscamos ayuda en las cosas terrenales, en nuestras propias fuerzas, en las simpatías sociales, en las amistades, en los líderes de la Iglesia, pero el creyente verdadero se vuelve hacia a Dios, confía que de Aquel creó los cielos y la tierra puede venir la ayuda necesaria. Dios no puede ayudarme antes de que me despoje de cualquier autosuficiencia y de cualquier otra ayuda. Si nos damos por fuertes,somos débiles; si reconocemos que somos impotentes, la Omnipotencia se derrama sobre nosotros.

Jesucristo "sanaba a los que necesitaban ser sanados" Luc. 9:11. ¿Por qué el evangelista no dice, "sanó a los enfermos"? Porque quiso enfatizar, entre otras cosas, que solo el sentido de necesidad se ajusta a la recepción de sanidad y ayuda, y solo así Dios será "la fuerza de nuestro corazón y nuestra porción para siempre"Salmo 73:26. Y Su ayuda vendrá cuando esté acompañada por reconocimiento de nuestra propia incapacidad e insuficiencia, solo aquellos que dicen: "Nosotros no tenemos poder contra esta gran multitud que viene contra nosotros "2 Crón.20:12, siempre escucharán de Él la bendita seguridad: "No tengan miedo ni se acobarden al ver esta gran multitud, porque esta batalla no la libran ustedes, sino Dios".- A. Maclaren. Mi socorro viene del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra.Amén