ABRIL 20

"Los que miraron a Él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados." Salmo 34:5
Usaré este texto, muy legítimamente, en referencia a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. "Los que miraron a Él fueron alumbrados." Pues cuando miramos a Dios, como es revelado en Jesucristo nuestro SEÑOR y contemplamos la Deidad como es evidente en el Hombre Encarnado que nació de la Virgen María y fue crucificado por Poncio Pilato, en efecto vemos eso que ilumina la mente y derrama rayos de consuelo en el corazón que ha despertado.
.- MIREMOS AL SEÑOR JESUCRISTO EN SU VIDA. ¡Míralo allí!
Durante cuarenta días, Él ayuna y tiene hambre. Míralo de nuevo, cansado del
camino y sediento, se sienta junto al pozo de Sicar y Él, el Señor de gloria,
que sostiene a las nubes en la palma de Su mano, dijo a la mujer: "Dame de
beber." ¿Acaso el discípulo será más que su Maestro, o el siervo más que su
Señor? Si Él tuvo hambre y sed y desnudez ¡oh heredero de la pobreza, ten buen
ánimo! En todo esto tienes comunión con Jesús. Por tanto, ten consuelo y míralo
a Él y serás alumbrado.
Mírenlo a Él, todos ustedes hijos de Dios y sin importar cuáles sean sus
penas, ya sean de carácter temporal o espiritual, encontrarán suficiente alivio
y consuelo para sus vidas, si el Espíritu Santo abre ahora sus ojos para
mirarlo a Él.. "Míralo a Él y serás alumbrado." Ya no te lamentes más por tus
miserias, pero ven conmigo y míralo a Él, si puedes. ¿Ves el huerto de los
Olivos? Es una noche fría y la tierra cruje bajo tus pies, recubierta por la
dura helada. Y allí en las tinieblas de ese huerto de olivos, está de rodillas
tu Señor. Escúchalo. ¿Puedes entender la música de Sus gemidos, el significado
de Sus suspiros? ¡Seguramente tus angustias no son tan pesadas como lo fueron
las suyas, cuando gotas de sangre traspasaron Su piel y un sudor de sangre
manchó el suelo! Dime, ¿acaso tus pruebas son mayores que las suyas? Entonces,
si Él tenía que combatir con los poderes de las tinieblas, tú debes esperar lo
mismo. Y míralo a Él en la última hora solemne de Su agonía y escúchale decir:
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Y cuando hayas oído eso, no
murmures, como si algo extraño te hubiese ocurrido, como si tuvieras que unirte
en Su "lama Sabachthani," y sudar unas cuantas gotas de Su sudor sangriento.
"Los que miraron a Él fueron alumbrados."
Estoy persuadido, amados hermanos y hermanas, que si miráramos más a
Cristo, nuestros problemas no se volverían tan negros en la oscura noche. Mirar
a Cristo va a aclarar el cielo de ébano. Cuando las tinieblas parecen tan
espesas, como las de Egipto, la oscuridad se puede sentir, como sólidos pilares
de ébano, y aun así, como un relámpago brillante, tan brillante aunque no tan
fugaz, será una mirada a Jesús. Una simple mirada a Él puede ser suficiente
para todos nuestros trabajos en el camino. Animados por Su voz, recargados de
energía por Su fortaleza, estamos preparados para la acción y para el
sufrimiento, tal como Él, hasta la muerte, si Él está con nosotros, también
hasta la muerte. Entonces, este es nuestro primer punto. Tenemos la confianza
en que ustedes que son cristianos agotados, no olvidarán que deben "mirar a Él
para ser alumbrados."
.- MIREMOS AL SEÑOR JESUCRISTO EN LA CRUZ. Míralo lo han clavado en la cruz: Él
está suspendido allí en la mitad del cielo, agonizante, desangrándose; tiene
sed y clama. Le traen vinagre que aplican con violencia en Su boca. Él sufre y
necesita simpatía pero más bien se burlan de Él diciéndole: "A otros salvó, a
sí mismo no se puede salvar." Cualesquiera que sean tus inquietudes y
dudas, puedes recibir una solución dulce y apasionada, si miras a Cristo en la
Cruz. Mira a Cristo en la cruz y ¿puedes entonces dudar de Su misericordia? Si
Dios no fuese abundante en misericordia y lleno de compasión, ¿Entregaría
a Su Hijo para que se desangre y muera? ¿Piensan que un Padre se arrancaría
a Su amado de Su corazón para clavarlo en un madero, que sufriera una muerte
ignominiosa por nuestra causa y a pesar de eso ser duro, sin misericordia y sin
piedad? ¡Lejos de nosotros tal pensamiento impío! Debe haber misericordia en el
corazón de Dios o de lo contrario nunca hubiera habido una cruz en el Calvario.
Pero, ¿dudas acaso de que el Señor pueda salvarte? Te estás preguntando:
"¿Cómo puede perdonar Él a un pecador tan grande como yo?" Oh, mira allí,
pecador, a la grandiosa expiación hecha, al inapreciable rescate que se ha
pagado. Piensas que esa sangre no tiene una eficacia para perdonar y para
justificar. Ciertamente sin la cruz, esta sería una pregunta sin respuesta:
"¿Cómo puede ser Dios justo y sin embargo ser quien justifica al impío" ¡Pero
mira allí al Sustituto que sangra! Míralo a Él para que seas alumbrado.
Siéntate a los pies de la cruz y contempla al Salvador agonizante y te reto a
ver si te atreves a decir: "Tengo dudas de Su amor por mí." Mirar a Cristo
engendra la fe. No puedes creer en Cristo excepto contemplándolo y si lo miras
vas a aprender que Él puede salvar. Vas a conocer Su misericordia. Y no puedes
dudar de Él después que lo has mirado una vez. Necesitas venir a Cristo,
cargado, cansado, y con el alma enferma, y pedirle a Cristo que te salve. La
única salvación para ti es confiar directamente, simplemente, desnudamente en
Cristo.Todo lo que pide de ti es que confíes en Él. Y recuerda, no te salva tu
arrepentimiento. Es la sangre de Cristo, fluyendo de Sus manos y de Sus pies y
de Su costado.
.- MIREMOS AL SEÑOR JESUCRISTO RESUCITADO: En vano estaban allí la gran
piedra y el sello. El ángel se apareció y rodó la piedra y el Salvador salió.
En vano estaban allí los guardias y los vigilantes. Pues ellos huyeron
aterrorizados y Él se levantó como el conquistador de la muerte; como las
primicias de los que durmieron. Por Su propio poder y potencia Él ha
resucitado. Mira a Jesucristo subiendo al cielo. Después de cuarenta días lleva
a sus discípulos al monte y mientras les está hablando, súbitamente comienza a
elevarse. Y entonces Él es separado de ellos y una nube lo recibe y lo lleva a
la Gloria. "Los que miraron a Él fueron alumbrados." Míralo, Él está sentado en
el Cielo. Él llevó cautiva la cautividad y ahora está sentado a la diestra de
Dios, haciendo intercesión continúa por nosotros.
Creyente que lloras, tú has buscado al SEÑOR y Él no te ha
respondido de manera de deleitar tu alma. Has clamado a Él, pero los cielos han
sido como de cobre y Él no ha permitido el acceso de tu oración. Estás lleno de
tinieblas y de desánimo debido a esto: "Los que miraron a Él fueron
alumbrados." Si tú no logras el éxito, Él si lo logra. Si tu intercesión pasa
desapercibida, Él no puede pasar desapercibido. Si tus oraciones pueden ser como
agua derramada sobre una roca que no puede ser recogida de nuevo, Sus oraciones
no son así (Él es el Hijo de Dios) Él suplica y debe prevalecer. Dios no le
puede rehusar a Su propio Hijo lo que le pide ahora, a Quien compró una vez las
misericordias con Su sangre. - C.Spurgeon