ABRIL  20

11.04.2022

"Los que miraron a Él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados." Salmo 34:5

Usaré este texto, muy legítimamente, en referencia a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. "Los que miraron a Él fueron alumbrados." Pues cuando miramos a Dios, como es revelado en Jesucristo nuestro SEÑOR y contemplamos la Deidad como es evidente en el Hombre Encarnado que nació de la Virgen María y fue crucificado por Poncio Pilato, en efecto vemos eso que ilumina la mente y derrama rayos de consuelo en el corazón que ha despertado.


.- MIREMOS AL SEÑOR JESUCRISTO EN SU VIDA. ¡Míralo allí! Durante cuarenta días, Él ayuna y tiene hambre. Míralo de nuevo, cansado del camino y sediento, se sienta junto al pozo de Sicar y Él, el Señor de gloria, que sostiene a las nubes en la palma de Su mano, dijo a la mujer: "Dame de beber." ¿Acaso el discípulo será más que su Maestro, o el siervo más que su Señor? Si Él tuvo hambre y sed y desnudez ¡oh heredero de la pobreza, ten buen ánimo! En todo esto tienes comunión con Jesús. Por tanto, ten consuelo y míralo a Él y serás alumbrado.


Mírenlo a Él, todos ustedes hijos de Dios y sin importar cuáles sean sus penas, ya sean de carácter temporal o espiritual, encontrarán suficiente alivio y consuelo para sus vidas, si el Espíritu Santo abre ahora sus ojos para mirarlo a Él.. "Míralo a Él y serás alumbrado." Ya no te lamentes más por tus miserias, pero ven conmigo y míralo a Él, si puedes. ¿Ves el huerto de los Olivos? Es una noche fría y la tierra cruje bajo tus pies, recubierta por la dura helada. Y allí en las tinieblas de ese huerto de olivos, está de rodillas tu Señor. Escúchalo. ¿Puedes entender la música de Sus gemidos, el significado de Sus suspiros? ¡Seguramente tus angustias no son tan pesadas como lo fueron las suyas, cuando gotas de sangre traspasaron Su piel y un sudor de sangre manchó el suelo! Dime, ¿acaso tus pruebas son mayores que las suyas? Entonces, si Él tenía que combatir con los poderes de las tinieblas, tú debes esperar lo mismo. Y míralo a Él en la última hora solemne de Su agonía y escúchale decir: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Y cuando hayas oído eso, no murmures, como si algo extraño te hubiese ocurrido, como si tuvieras que unirte en Su "lama Sabachthani," y sudar unas cuantas gotas de Su sudor sangriento. "Los que miraron a Él fueron alumbrados."


Estoy persuadido, amados hermanos y hermanas, que si miráramos más a Cristo, nuestros problemas no se volverían tan negros en la oscura noche. Mirar a Cristo va a aclarar el cielo de ébano. Cuando las tinieblas parecen tan espesas, como las de Egipto, la oscuridad se puede sentir, como sólidos pilares de ébano, y aun así, como un relámpago brillante, tan brillante aunque no tan fugaz, será una mirada a Jesús. Una simple mirada a Él puede ser suficiente para todos nuestros trabajos en el camino. Animados por Su voz, recargados de energía por Su fortaleza, estamos preparados para la acción y para el sufrimiento, tal como Él, hasta la muerte, si Él está con nosotros, también hasta la muerte. Entonces, este es nuestro primer punto. Tenemos la confianza en que ustedes que son cristianos agotados, no olvidarán que deben "mirar a Él para ser alumbrados."


.- MIREMOS AL SEÑOR JESUCRISTO EN LA CRUZ. Míralo lo han clavado en la cruz: Él está suspendido allí en la mitad del cielo, agonizante, desangrándose; tiene sed y clama. Le traen vinagre que aplican con violencia en Su boca. Él sufre y necesita simpatía pero más bien se burlan de Él diciéndole: "A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar." Cualesquiera que sean tus inquietudes y dudas, puedes recibir una solución dulce y apasionada, si miras a Cristo en la Cruz. Mira a Cristo en la cruz y ¿puedes entonces dudar de Su misericordia? Si Dios no fuese abundante en misericordia y lleno de compasión, ¿Entregaría a Su Hijo para que se desangre y muera? ¿Piensan que un Padre se arrancaría a Su amado de Su corazón para clavarlo en un madero, que sufriera una muerte ignominiosa por nuestra causa y a pesar de eso ser duro, sin misericordia y sin piedad? ¡Lejos de nosotros tal pensamiento impío! Debe haber misericordia en el corazón de Dios o de lo contrario nunca hubiera habido una cruz en el Calvario.


Pero, ¿dudas acaso de que el Señor pueda salvarte? Te estás preguntando: "¿Cómo puede perdonar Él a un pecador tan grande como yo?" Oh, mira allí, pecador, a la grandiosa expiación hecha, al inapreciable rescate que se ha pagado. Piensas que esa sangre no tiene una eficacia para perdonar y para justificar. Ciertamente sin la cruz, esta sería una pregunta sin respuesta: "¿Cómo puede ser Dios justo y sin embargo ser quien justifica al impío" ¡Pero mira allí al Sustituto que sangra! Míralo a Él para que seas alumbrado. Siéntate a los pies de la cruz y contempla al Salvador agonizante y te reto a ver si te atreves a decir: "Tengo dudas de Su amor por mí." Mirar a Cristo engendra la fe. No puedes creer en Cristo excepto contemplándolo y si lo miras vas a aprender que Él puede salvar. Vas a conocer Su misericordia. Y no puedes dudar de Él después que lo has mirado una vez. Necesitas venir a Cristo, cargado, cansado, y con el alma enferma, y pedirle a Cristo que te salve. La única salvación para ti es confiar directamente, simplemente, desnudamente en Cristo.Todo lo que pide de ti es que confíes en Él. Y recuerda, no te salva tu arrepentimiento. Es la sangre de Cristo, fluyendo de Sus manos y de Sus pies y de Su costado.


.- MIREMOS AL SEÑOR JESUCRISTO RESUCITADO: En vano estaban allí la gran piedra y el sello. El ángel se apareció y rodó la piedra y el Salvador salió. En vano estaban allí los guardias y los vigilantes. Pues ellos huyeron aterrorizados y Él se levantó como el conquistador de la muerte; como las primicias de los que durmieron. Por Su propio poder y potencia Él ha resucitado. Mira a Jesucristo subiendo al cielo. Después de cuarenta días lleva a sus discípulos al monte y mientras les está hablando, súbitamente comienza a elevarse. Y entonces Él es separado de ellos y una nube lo recibe y lo lleva a la Gloria. "Los que miraron a Él fueron alumbrados." Míralo, Él está sentado en el Cielo. Él llevó cautiva la cautividad y ahora está sentado a la diestra de Dios, haciendo intercesión continúa por nosotros.


Creyente que lloras, tú has buscado al SEÑOR y Él no te ha respondido de manera de deleitar tu alma. Has clamado a Él, pero los cielos han sido como de cobre y Él no ha permitido el acceso de tu oración. Estás lleno de tinieblas y de desánimo debido a esto: "Los que miraron a Él fueron alumbrados." Si tú no logras el éxito, Él si lo logra. Si tu intercesión pasa desapercibida, Él no puede pasar desapercibido. Si tus oraciones pueden ser como agua derramada sobre una roca que no puede ser recogida de nuevo, Sus oraciones no son así (Él es el Hijo de Dios) Él suplica y debe prevalecer. Dios no le puede rehusar a Su propio Hijo lo que le pide ahora, a Quien compró una vez las misericordias con Su sangre. - C.Spurgeon