SEPTIEMBRE 19

"No llevaron consigo aceite". Mateo 25:3
La parábola de las diez(10) vírgenes, tiene varios aspectos. Es profética; también es práctica. Se adapta a todas las edades, pero especialmente a los últimos días. Le conviene al mundo, pero especialmente a la iglesia de Dios. Nos hace bien estudiarla en estos tiempos peligrosos que estamos viviendo. Habla de los creyentes sabios a los ojos de Dios y no de los hombres; e insensatos a los ojos de Dios y no de los hombres.
Notemos las características que tienen en común: Reciben el mismo nombre, vírgenes; usan el mismo vestido; están en el mismo lugar; tienen lámparas; tienen recipientes; y todas se duermen. Aquí Nuestro SEÑOR señala el peligro de la apariencia exterior. La fe debe tener un exterior así como un interior. La lámpara no solo debe tener aceite, sino que debe arder: lo externo debe reflejar lo interno. Y podemos decir que el SEÑOR enseña la necesidad de una completa consistencia y plenitud en la vida piadosa de un hombre. Nuestro Maestro, entonces, aquí describe: Una apariencia exterior hermosa pero engañosa e inútil. Hasta cierto punto en la vida, la apariencia exterior puede valer; pero más allá cede; se descompone; exhibe su falta de utilidad. Puede no ser siempre hipocresía, pero es imitación. No es la flor en su color y crecimiento natural, sino pintura artificial. Cuidémonos contra una vida y Fe artificial. De qué servirá en el día de la ira de Dios; El nombre, el reconocimiento, el vestido, el espectáculo exterior, no servirá de nada en ese día de descubrimiento. En el día de la separación de lo falso de lo verdadero, cuando sean separados los cabritos de las ovejas y el SEÑOR diga a los cabritos: "Irán éstos al castigo eterno." Mateo 25:31-46 El día en que serán separados el trigo de la cizaña y ordene el SEÑOR para la cizaña: "que sea atada en manojos para ser quemada"
Aunque en la mayoría de los aspectos todas las vírgenes eran iguales, había solo un punto que las diferenciaba: Carecían de Aceite. Estaba dentro; era imperceptible desde afuera; sólo podía descubrirse cuando llegara el novio. Hasta entonces todos eran completamente similares. Sólo en ese día la necesidad salió a relucir. Allí se vio quiénes eran sabias y quiénes eran necias. Ese día es el día de la detección segura e infalible, de pesar en la balanza. No se requerirá que las lámparas se enciendan hasta que llegue el novio. Fue a medianoche cuando se hizo el clamor, y entonces todas las vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas, es decir, les suministraron aceite, y las encendieron. Fue hasta entonces, que las insensatas descubrieron su necesidad de aceite y su falta de él. Entonces lo fueron a pedir a las sabias; pero fueron sabiamente rechazadas, y decidieron ir comprarlo, pero regresaron demasiado tarde. Hay "aceite en la casa del sabio" Prov. 21:20, pero los necios carecen de él.
El aceite en la Biblia es figura del Espíritu Santo, aunque también se le compara al fuego, al agua, al viento o al aire. Está el aceite de la consagración (Éxodo 30:25); de fragancia (Ester 2:12); de gozo (Salmo 47, Isaías 61:3); de sanidad (Lucas 10:34); de luz (Zacarías 4:12). El Espíritu Santo es todo esto. En esta parábola se habla especialmente del aceite que da luz; y la falta de él que hace la diferencia entre los sabios y las necios: "No teniendo el Espíritu" (Judas 1:19).
Así, un hombre puede parecerse mucho a un cristiano y, sin embargo, no serlo. Puede acercarse mucho al reino y, sin embargo, no entrar. Puede tener todas las características externas de un cristiano y, sin embargo, carecer de la principal: La llenura del Espíritu Santo. Puede tener vestido de santo y, sin embargo, no serlo. Puede tener un credo sólido, una profesión estricta; puede ser uno que dice y hace muchas cosas excelentes; puede citar la biblia de memoria, ser orador en todas sus reuniones y participar en todos planes de la iglesia donde asiste; puede profesar estar esperando la venida de Cristo y salir al encuentro del novio, pero, ¿qué es todo esto sin el Espíritu Santo? Es solo apariencia de piedad que carece del único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. Porque, "los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero SI ALGUNO NO TIENE EL ESPÍRITU DE CRISTO. NO ES DE ÉL." Rom. 8:8-9
De modo que, una Fe sin el Espíritu Santo de nada aprovecha. Es la fe del intelecto, del sentido, de la fantasía, de la carne. ¿Que sería el cristianismo sin Cristo? Entonces, qué sentido tiene nuestra profesión de Fe sin el Espíritu Santo del SEÑOR. Sin embargo, hay mucho de esto entre nosotros, hay mucho de seco formalismo, doctrina sin vida, rutina sin savia. No lo llamo hipocresía; lo llamo Falsa Fe, religiosidad, fanatismo, es esclavitud, rutina, formalismo, ritual frío y apariencia. ¿Y qué puede hacer la fe falsa por un hombre? Resulta molesta y vana. ¿Lo hará feliz, libre, verdadero adorador? No. No puede hacer ninguna de estas cosas.
Sin embargo, aquí está el Espíritu Santo en las manos de Cristo para ti. Escucha lo que dijeron las vírgenes sabias a las necias por su carencia y necesidad de aceite, del Espíritu Santo: "Vayan a donde lo venden, y compren para ustedes mismas." Mateo 25:9. Vayan no a los hombres, ni a las iglesias, ni a los que se autodenominan profetas, sino a CRISTO. "Vengan compren sin dinero..." Isaías 55:1 Vengan a Él, es el único que les puede proveer. y llenarlos de Su Santo Espíritu. Acepta su invitación y ofrécele tu corazón sin condiciones y pídele que lo llene. Ponte en comunión con Él y búscale en oración, antes de que sea demasiado tarde y tengas que rogar como las vírgenes insensatas: "SEÑOR, SEÑOR, ábrenos". Y oigas la voz del SEÑOR decirte: "En verdad les digo que no las conozco". -Horatius Bonar