JULIO 19

Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas. Éxodo 15:27
Las aguas amargas(Mara) conducen a Elim, Éxodo 15:22-26. Elim, un oasis con doce fuentes de agua y setenta palmeras, donde el pueblo de Israel pudo refrescarse y descansar después de un periodo de mucha sed. Solo alcanzamos a imaginar, la alegría que experimentaron al encontrar en medio del desierto estos manantiales vitales para su sobrevivencia. De repente los israelitas se encontraron en medio de bosques de palmeras, descansaron sobre la suave hierba bajo la sombra de altos árboles y escucharon la brisa que suspiraba a través de ellos.Y en nuestra experiencia, de manera inesperada y repentina de la amarga agonía del desierto de la tribulación, de prueba severa, el SEÑOR hace surgir la alegría. Ecle. 3:4; Salmo 126:2. Convierte la derrota en victoria y el mal en bien. Gén.50:20. Muchas Mara son seguidas por un Elim, así como la Cruz es seguida por la corona.
El SEÑOR, en su gracia, y amor, prepara pastos verdes y delicados en el camino de su pueblo que peregrina por el desierto; y aunque sólo sean oasis, sirven perfectamente para refrescar el espíritu y reanimar el corazón. La estancia en Elim era muy propia para calmar a los israelitas y hacer el espíritu de queja y murmuración. El único medio para preservarse de ese espíritu, es tener la mirada fija en Jesús, "puestos los ojos en Jesús''(Hebreos 12:2). Y el SEÑOR, es fuente viva, "un pozo de agua que brota para vida eterna" Juan 4:14. Israel estuvo afligido por la falta de agua terrenal durante tres días. Muchos a través del desierto de la vida están excluidos de las corrientes espirituales de las cuales Jesús habló a la mujer samaritana. ¡Qué triste su condición! Cuán agradecidos deberían estar aquellos que conocen a Jesús y Su Salvación y pueden extraer el agua de vida libremente.
Bendito sea el nombre del SEÑOR, Él se manifiesta siempre de la manera más apropiada a las necesidades de su pueblo; y los suyos, en lugar de quejarse por las circunstancias en que se hallan, deberían tomar ocasión de ellas para dirigirle de continuo nuevas peticiones. De esta manera el desierto nos será útil para enseñarnos lo que es Dios. Es una escuela en la que aprendemos a conocer su gracia generosa, y sus abundantes reservas de bondad. "Y por tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto" Hechos 13:18. El hombre espiritual reconocerá siempre que bien vale la pena encontrar aguas amargas cuando Dios viene a endulzarlas. "Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos 5:3-5).
La deliciosa sombra de las setenta palmeras, y las 12 fuentes refrescantes, después de la prueba de "Mara", son figura de las excelentes virtudes de ese ministerio espiritual, del cual Dios se sirve para proveer a las necesidades terrenales de su pueblo. Los números "doce" y "setenta", son muy significativos y están en íntima relación con el ministerio apostólico. El SEÑOR llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. Lucas 6:13 Y la misión de los setenta. Lucas 10:1-17 -Charles Mackintosh
"Acamparon allí junto a las aguas ". Se les permitió descansar por un tiempo, a salvo de los enemigos, protegidos del calor, todos sus sentidos se deleitaron en el suave disfrute de los encantos de una escena que, después del desierto, debe haber parecido "completamente encantadora". Y así es en nuestras vidas. Dios nos da, incluso aquí en este mundo, estaciones de reposo, de satisfacción, calma y paz. Es ingratitud de nuestra parte no aceptar con acciones de gracias las ocasiones en que surgen, El SEÑOR sabe lo que es mejor para nosotros, y si Él nos designa un Elim, nos sentimos incómodos al retirarnos de él. "Los tiempos de refrigerio" Hechos 3:19. Deben ser recibidos con alegría, agradecidos, como "viniendo del SEÑOR", y diseñados por Él para apoyarnos, fortalecernos, consolarnos. Son, por así decirlo, vislumbres en la vida futura. -J.Orr
A pesar de esto, "Elim" estaba lejos de ser "Canaán". Las fuentes y las palmeras de Elim solo anticiparon un pequeño goce del hermoso país, situado más allá de los límites de ese desierto estéril, en el que acababan de entrar los redimidos del SEÑOR. Israel pudo sin duda alguna, apagar allí su sed y hallar un agradable refugio contra los ardores del sol; más estas aguas y esta sombra eran solo temporales, cuyo objetivo era reanimar, y fortalecer al pueblo en su marcha hacia Canaán. Así mismo el SEÑOR nos envía oasis por medio de Su palabra a la que acudimos para refrescarnos, fortalecernos y reanimarnos, cuando atravesamos por el desierto de las dificultades. "Abriré ríos en las alturas desoladas, y manantiales en medio de los valles. Transformaré el desierto en estanque de aguas, Y la tierra seca en manantiales." Isaías 41:18- Charles Mackintosh