DICIEMBRE  18

24.12.2021

" SEÑOR, en mi angustia te invoqué, y tú me oíste. Desde el fondo del abismo clamé a ti, y tú escuchaste mi voz." Jonás 2:2

Jonás, relata después de haber salido de las entrañas de la ballena, lo que le había sucedido, y le da gracias al SEÑOR. No le quedaba nada sino la oración; su agonía era demasiado grande para otra cosa; pero, teniendo el corazón y el privilegio de orar, lo poseía todo. Las oraciones que proceden de la angustia, generalmente salen de lo profundo del corazón. La oración puede ser amarga en su ofrecimiento, pero será dulce en la respuesta. El hombre de Dios ha llamado al SEÑOR cuando no estaba en angustia y, por tanto, encuentra natural y fácil llamarle cuando está en angustia. -C.H.S

Este versículo contiene dos partes: Jonás en su problema se refugió en Dios, y la última parte contiene acción de gracias por haber sido entregado milagrosamente más allá de lo que su cuerpo hubiera podido soportar. "Invoque, en mi angustia." Invoqué desde las entrañas de la muerte, "desde el fondo del abismo y escuchaste mi voz".

Dirigió sus oraciones al SEÑOR no sin gran lucha; él contendió con muchas dificultades; pero por grandes que fueran los impedimentos en su camino, aún perseveró y no dejó de orar. El enemigo de nuestra alma quiere que creamos que no podemos clamar al SEÑOR en nuestra angustia - como si tuviéramos que ser perfectos, pero el SEÑOR sabe que somos solo polvo, porque no hay uno solo que sea justo. Rom. 2:10, porque Todos nosotros somos como un hombre impuro; y Todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio. Isaías 64:6 De ser así, nadie sería digno de recibir un milagro. Lo que en realidad mueve la mano del SEÑOR es la Fe en Él. Todos los milagros que el SEÑOR hizo, la liberación de la hija de la mujer cananea, la sanidad del siervo del centurión, del ciego, del paralítico, del hombre de la mano seca, de los diez leprosos, la multiplicación de los panes y los peces, estos y otros, todos tienen algo en común: La Fe, y Jesucristo es la Fe, Él es principio y fin de la Fe. Heb.12:2

Jonás sabía que el SEÑOR lo escuchaba, esto muestra que tenía Fe. Él nos puede dar una paz total y una seguridad de que nuestras oraciones serán contestadas, aún antes de que la respuesta en sí llegue. Otro pensamiento que coloca el enemigo para impedir que oremos en necesidad, es que creamos que para poder orar correctamente tenemos que estar en un templo hecho por manos humanas, Hechos 17:24, porque muchos ignoran y no les ha sido revelado por el Espíritu Santo, que el SEÑOR habita en el corazón, si tenemos una entrega sincera a Él nos convertimos en Su templo y morada,1 Cor. 6:19. Jonás lo tenía claro, por eso, desde el fondo del abismo clamó y el SEÑOR lo escuchó. "SEÑOR, en mi angustia te invoqué, y tú me oíste."

"Desde el fondo del abismo clamé a ti, y tú escuchaste mi voz." No clamó en vano y para expresar más claramente cuán notable y extraordinaria había sido la bondad de Dios con él repite "Tú escuchaste mi voz". La angustia, sin duda, empujó a Jonás a hacer estas suplicas urgentes. "Lo que parecía una muerte segura, se convirtió en su salvavidas". Jonás huyó para evitar hacer la voluntad de Dios y hacer la suya propia, estando en grandes angustias dentro del vientre de la ballena, reflexiona de su error, desistió de su propia voluntad. El SEÑOR lo había escuchado. Dios le mostró su misericordia, trató con él para que no se desviara de Su voluntad, permitió esta aflicción, para mostrarle Su gloria, señorío y poder, porque: "Nadie puede detener Su mano, Ni decirle: '¿Qué haces?" Dan.4:35

"SEÑOR, en mi angustia, te invoqué." ¡Oh, que tengamos la gracia de ver nuestra gloria futura en medio del oprobio presente! Hay una gloria presente en nuestras aflicciones, si podemos discernirla, porque no es algo sin importancia el tener la comunión de Cristo en sus sufrimientos. David fue honrado cuando subió llorando, con la cabeza cubierta; porque en todo fue hecho como su SEÑOR. ¡Nosotros podemos aprender, a este respecto, a gloriarnos también en las tribulaciones! - C. H. S.