NOVIEMBRE 18

"Tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo". Marcos 8:23
Eso fue algo muy gentil de hacer. Miremos muy de cerca la imagen: Jesús lleva a un pobre ciego por la calle. El ciego nos representa a cada uno de nosotros en nuestro estado de pecado, en medio de un mundo de belleza, pero sin ver nada; andando a tientas en la penumbra, incapaz de encontrar el camino solo; condenados a perecer para siempre en la oscuridad, a menos que alguien nos tome de la mano y nos conduzca. Así como Jesús vino a este hombre en su ceguera, así Él viene a cada uno de Su pueblo, tomándonos de la mano y siendo nuestro guía, para conducirnos, a través de la oscuridad y los peligros, a casa a la gloria eterna. Nunca podemos tropezar en la oscuridad, si Él nos guía.
Bien pudo Jesucristo curar al ciego dentro de Bethsaida; pero quiso sacarlo de ella, y así darle vista, para darnos a entender que fuera del mundo y el pecado camino que siguen muchos, hemos de conocer a Cristo y ser liberados por Él, siguiendo el camino estrecho, por el cual van pocos. Mateo 7:14. Olvidemos, pues, la ciudad del pecado, si queremos ser liberados, sanos y salvos; salgamos al lugar donde nos guía Cristo, sabiendo que no podemos comenzar una vida nueva, si no salimos de la vieja. Porque para santificar a Su pueblo por Su sangre, Él padeció muerte en la Cruz
Así como Jesús vino a este hombre en su ceguera, así Él viene a cada uno de Su pueblo, tomándonos de la mano y siendo nuestro guía, para conducirnos, a través de la oscuridad y los peligros, a casa a la gloria eterna. Nunca podemos tropezar en la oscuridad, si Él nos guía. El ciego que se deja conducir por Jesús, sin miedo ni preguntas, y yendo con Él tranquila y confiadamente, es un cuadro de lo que siempre hace la verdadera fe en Cristo. Es de esta manera que debemos comprometernos con Cristo. No es suficiente poner nuestros pecados sobre Él; debemos confiar toda nuestra vida a su guía sabia y amorosa. Nunca podremos encontrar el camino por nosotros mismos en los caminos intrincados de este mundo, pero podemos confiarnos con confianza incuestionable, a la dirección de Cristo. -JR Miller