ABRIL 18

El que servía a Eliseo se levantó temprano y vio que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?». Y él respondió: «No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos». Eliseo entonces oró, y dijo: «Oh SEÑOR, te ruego que abras sus ojos para que vea». Y el SEÑOR abrió los ojos del criado, y miró que el monte estaba lleno de gente de caballo y carros de fuego alrededor de Eliseo. 2 Reyes 6:15-17
En este relato de la biblia, se advierte algo que es tremendamente importante: Más allá de la realidad visible, hay otra realidad, invisible, intangible, pero tan real como la que vemos. Los seres humanos tenemos una doble dimensión: una física, y otra intangible. Y la Biblia dice, además, que, consecuentemente con ello, existen dos maneras de vivir: por fe y por vista. (2 Cor.5:7) Andar por vista es moverse en el terreno de lo visible, de lo material; andar por fe es dar prioridad a las cosas invisibles, eternas, las cosas de Dios. Andar por vista es atender a las necesidades del cuerpo y buscar la satisfacción en las cosas de la tierra. Andar por fe significa ver que las cosas de esta vida son insuficientes, y no pueden saciar la mayor necesidad del hombre.¡Tal como un hombre ve, así es como vive! Si sólo ve lo material, vivirá tras ello, y tratará de saciarse de las cosas que ve y toca. Los hombres sólo pueden ver con sus ojos físicos, a menos que Dios abra su entendimiento para que vean por medio de la fe, solo así podrán vivir por la Fe. Todo el que está cansado de vivir una vida rastrera, en la esfera de lo terrenal y temporal, pero si decide buscar a Dios y elevar su clamor a Dios, le hallará y Él le dará el don de la fe, y podrá elevarse al plano de las cosas que no se ven y que son eternas. «No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Cor. 4:18).
«Oh SEÑOR,te ruego que abras sus ojos para que vea» Cuando Dios toca los ojos de un hombre, entonces éste puede ver con los ojos del Espíritu. Y no sólo sus ojos ven, sino que su corazón es tocado también, y se produce un milagro en todo su ser. Esto es nacer de nuevo, con una nueva visión, con un nuevo espíritu dentro de su corazón, "nacer del Espíritu" . Esto es lo que la Biblia denomina «nacer de nuevo» (Juan 3:3-8). Los que han nacido de nuevo han nacido de lo alto, es decir, de Dios. Ellos tienen la vida de Dios, y andan por fe y no por vista.(2 Cor.5:7) Estos son los que tienen la dicha de mirar las cosas en el espíritu, y no ven meramente las circunstancias desalentadoras. Estos no ven sólo el desierto; no ven sólo al ejército que amenaza con destruirlos; no ven sólo una turba amenazante. Quienes les han sido abiertos los ojos de la fe, como Agar, ven la fuente de agua en el desierto (Gén. 21:19); como Eliseo, ven los carros de fuego y un ejército de gente de caballo que Dios ha enviado para defenderlos; y como Esteban, puestos los ojos en el cielo, ven la gloria de Dios, y a Jesús a la diestra de Dios. (Hechos 7:55)
Si decides hoy poner tu confianza en el SEÑOR Jesucristo, tendrás una nueva vida, una nueva visión, verás las cosas por la fe, y esta es la señal de que el SEÑOR ha hecho una obra sobrenatural en tu vida, que el SEÑOR te ha transformado, te ha sacado del plano de las cosas terrenas, visibles, bajas, y te ha pasado al plano de las cosas del espíritu, perfectas, inmutables y eternas. Entonces, podrás ver como Agar la fuente de agua en el desierto y beber de ella todo lo que desees en el día malo. Podrás ver los carros de fuego que hay alrededor y los ángeles que guardan tu vida y tu morada, y ya nada ni nadie te podrá infundir temor, porque Dios está a favor tuyo, y podrás decir con Eliseo: «No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos». Tendrás tus ojos en el cielo, ver la gloria de Dios, y a Jesús que está a la diestra de Dios, esto significa nada menos, que los cielos se te han abierto, para tener comunión con el Padre y con Su hijo Jesucristo, y tienes la capacidad andar por la fe y ver las cosas eternas. «Oh SEÑOR, te ruego que abras mis ojos para que vea»