NOVIEMBRE 17

06.03.2023

"Todo lugar que pise la planta de su pie les he dado a ustedes...." Josué 1:3

Dios tiene una tierra prometida reservada para todos sus hijos y quiere verte entrar en ese pacto que tiene contigo. Él te encuentra donde estás y te invita a seguir adelante. Hay que hacer algo para que la tierra pase a ser propia, implica una apropiación personal en el acto. ¡Entonces tienes los privilegios y las bendiciones de la gracia! Son grandes y extensos, pero están condicionados por la misma ley; que solo si te apropias de ellos serán tuyos.

Cuando Jesucristo viene al corazón del hombre al comienzo de la vida cristiana lo pone en posesión. "A todos los que le recibieron, les dio poder para llegar a ser hijos de Dios". Juan 1:12. Nos otorga los títulos de propiedad sin trabas. Extiende ante nosotros un gran territorio y dice: "Esto es tuyo". Perdón por los pecados pasados, una quietud y calma interior que nada puede alterar, un bálsamo para las heridas y los golpes de la vida, una fuerza diaria para las necesidades diarias, un coraje que se eleva con los obstáculos y nunca conoce la derrota, todo esto es nuestro,si queremos hacerlo nuestro.

"...El universo, o la vida, o la muerte, o lo presente o lo por venir; Todo es de ustedes, y ustedes de Cristo, y Cristo de Dios."1 Cor. 3:22-23 Todo es nuestro para poseer, disfrutar, experimentar. Todo lo que podemos pensar o desear es nuestro en el Pacto de gracia. Hay amplitudes y longitudes inconmensurables, pero nos limitamos a espacios reducidos. ¡Verdaderamente "todavía queda mucha tierra por poseer"! -WHP Faunce.

Al lado del terreno desocupado para Cristo, existe el territorio sin reclamar y sin pisar de las promesas Divinas. Dios dijo a Josúe: "Todo lugar que pise la planta de su pie les he dado a ustedes." La Tierra Prometida sería toda de ellos, bajo una condición: tenían que marchar por a lo largo y ancho de ella, y medirla con sus propios pies. Ellos solamente cumplieron una tercera parte de la promesa, y por consiguiente nunca tuvieron más de una tercera parte; ellos obtuvieron exactamente lo que midieron, pero no más. La "tierra prometida" está abierta para nosotros, y es la voluntad de Dios, por así decir, que midamos ese territorio con los pies de la fé y la obediencia que cree, reclamando y apropiándose de ella. ¿Cuántos de nosotros hemos tomado posesión de las promesas de Dios en el nombre de Cristo? He aquí un territorio magnífico que la fé puede poseer y por cuya largura y anchura puede caminar, y sin embargo la fé aún no lo ha hecho. Entremos en toda nuestra herencia. Elevemos nuestra mirada al norte, sur, este y oeste, y escuchemos al SEÑOR decir: "Toda la tierra que ves te la daré", Gén.13:15. -A. T. Pierson.

"Dondequiera que Judá posaba su pie, le pertenecería; dondequiera que Benjamín sentaba su pie, aquello era suyo. Cada uno obtenía su herencia al poner su pie sobre ella. Cada uno de ellos al posar su pie sobre algún territorio sentía por instinto, el decir, "Esto es mío". A un siervo de Dios que tenía una experiencia grandiosa de la gracia divina, se le preguntó: "¿por qué encuentras tanto gozo en la Palabra de Dios". Respondió, "porque me arrojo de plano sobre las benditas promesas y tomo lo que hay en ellas." El que se lanza sobre las promesas siente que todo lo que contienen le pertenece." -Faith Papers.