SEPTIEMBRE 16

Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás." Salmo 50:15
La tribulación y la oración están íntimamente relacionadas. De hecho, la oración es de gran valor en la tribulación, porque fortalece, consuela y engendra paciencia. Es prudente, pues, aquel que en el día de la prueba sabe que su verdadera fuente de fuerza es la oración y hace uso de ella. La tribulación conduce a los hombres a Dios en oración; a su vez, la oración es la voz del hombre que se halla en tribulación.
Hay una visión enteramente falsa de la vida, que muestra nuestra ignorancia suprema de ella, la cual sólo espera flores y rayos de sol, placer y bienestar. En este caso,la sorpresa es mayor cuando llega la tribulación, ya que ningún hombre está exento de ella: "El hombre nacido de mujer corto es de días y lleno de tribulaciones" (Job 14:1). No hay excepción de edad, clima o estación. Ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos participan de esta herencia triste y penosa que resultó de la caída del hombre: "No te ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a todos los hombres" (1 Cor. 10:13).
La tribulación se halla bajo el control del Todopoderoso, y es uno de los agentes más eficientes en cumplir sus propósitos y en perfeccionar a sus santos. La prueba sirve a los propósitos de Dios -a menos que el hombre los malogre-, pues su mano se halla en toda tribulación que afecta las vidas humanas. Y no es que Dios dé órdenes directas y arbitrarias para hacer sufrir, ni que sea responsable de todo el dolor y la aflicción que asola a la Tierra. Pero no hay tribulación que pueda presentarse sea a un creyente o a un pecador, que no tenga el permiso divino y que no sea permitida y haga su efecto bajo la mano de Dios, y a fin de ejecutar los designios de redención de su gracia. Incluso los males desencadenados por las fuerzas de la naturaleza fueron en muchos momentos siervos y ejecutaron su voluntad y designios
La oración es lo más apropiado para el alma en el "día de la angustia". La oración reconoce a Dios en el día de la tribulación: "Dios es; haga según bien le pareciere" (1 Sam. 3:18). Mira la mano de Dios en la tribulación y ora sobre ello. Pero, sobre todo, no hay nada que muestre más verdaderamente nuestra impotencia que la llegada de la tribulación: abate al fuerte, le muestra su debilidad y le deja impotente. Bendito, entonces, aquel que se vuelve a Dios en el "tiempo de la angustia". Pues, si la tribulación es del SEÑOR, lo más natural es llevarla a Él, y buscar su gracia y paciencia y sumisión. Sí, el momento de la tribulación es un momento oportuno para preguntar: "SEÑOR, ¿qué quieres que haga?" (Hch. 9:6). ¡Y cuán natural y razonable es para el alma oprimida, quebrantada y magullada el inclinarse ante el trono de misericordia y buscar el rostro del SEÑOR! ¿Dónde puede hallar consuelo el alma atribulada, si no es en el aposento para orar?
La oración en el tiempo de la tribulación nos da consuelo, ayuda, da esperanza y bendición y esto no solamente acaba eliminando la tribulación, sino que permite a los creyentes someterse a la voluntad de Dios. Además, no interpreta la Providencia de Dios, sino que nos ayuda a aceptarla; nos permite ver su sentido, nos aleja de la incredulidad, nos salva de la duda y nos libra de todas las preguntas vanas e insensatas causadas por la experiencia penosa. No perdamos de vista el tributo de reconocimiento que se le hizo a Job cuando sus tribulaciones llegaron a puntos culminantes: "Y en todo esto Job no pecó, ni atribuyó a Dios despropósito alguno" Job 1:22
Solamente los hombres vanos e ignorantes, sin fe en Dios y no sabiendo nada de los procesos disciplinarios divinos pueden atribuir al Padre Celestial sus tribulaciones y maldecirle. ¡Cuán insensatas son estas quejas y estas murmuraciones y la rebelión de los hombres en los días de tribulación! Hemos de leer otra vez la historia de los hijos de Israel en el desierto... ¡Y cuán inútil es también preocuparse y ponerse ansioso sobre la tribulación, como si hacerlo pudiera cambiar las cosas! ¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más? Mateo 6:27
La tribulación muestra rayos de luz para los que oran y éstos los hallan. Feliz es aquel que encuentra que las tribulaciones son bendiciones encubiertas. "Bueno es para mí el haber sido afligido, para que aprendiera tus estatutos. Salmo 119:71 "¿Quién podría llevar las penas de la vida si con tus alas no nos sostuvieras, sí como rayo de sol en la sombra nuestra vida afligida Tú no iluminaras?" Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás." Salmo 50:15. -E.M.Bounds