OCTUBRE 16

"TENGAN PACIENCIA, que así ganarán sus almas." Lucas 21:19.
La paciencia es una de las virtudes cristianas fundamentales en las cuales hemos de aprender para la vida celestial. Pablo, escribiendo a los romanos, lo expresó de este modo: "Aquellos que con paciencia siguen haciendo bien, buscan la gloria y el honor y la inmortalidad y la vida eterna" Rom. 2:7). Pero, ¿cómo definir la paciencia? La paciencia se define como la gracia de resistir, permanecer, perseverar; es paciente el que no se aparta de su propósito y su lealtad a la fe y la piedad, incluso en medio de las más grandes pruebas y sufrimientos.Sí, la paciencia es una virtud cardinal en el carácter cristiano. Por todo ello, es imposible exagerar su importancia: es una columna de fuerza, un adorno de belleza, firme y dulce, que no sucumbe bajo el sufrimiento, ni se venga de las injusticias, sino que es valiente y se opone a la cobardía y al desespero, no teniendo nada que ver con la ira o la venganza; muy al contrario, expresa suavidad cuando sangra y es maltratada. Nos da, en definitiva, un sumario del Evangelio de poder y de gracia. Sin embargo, tal hermosa virtud nace y se perfecciona en el horrible campo de la tribulación: "Nos gloriamos en la tribulación también, sabiendo que la tribulación produce paciencia" Rom. 5:3.
Así, en Santiago hallamos esta notable amonestación: "Tengan por sumo gozo cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que san perfectos y cabales, sin que les falte cosa alguna" Sant. 1:2-4. La paciencia de que habla el apóstol es la perseverancia y aceptación en los sufrimientos, este es el acto más noble y más hermoso que el hombre pueda practicar siempre con el auxilio de Dios. Manifestar paciencia sobre todo en las injurias, olvidarlas, perdonar y hacer bien a los que ponen a prueba nuestra generosidad, es una obra divina.
Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo.1 Pedro 4:12 Resulta curioso observar que el proceso purificador viene a través de las persecuciones de los impíos y los demonios, de las pruebas de fuego, y aun con todo, Dios tiene el control, y los resultados del proceso están en Sus gloriosas manos. No hay nada fuera de su poder, no hay nada de lo que no tenga control para el bien de sus hijos. "Todas las cosas", sean procedentes de hombres malos o del demonio o de las propias equivocaciones de hombres buenos, sabemos que"cooperan para bien de aquellos que aman a Dios, que son llamados conforme a su propósito" Rom 8:28. En definitiva, no hay nada en la naturaleza de la persecución y la aflicción que pueda impedir a Dios ayudar a sus fieles elegidos hasta el momento de su glorificación.
Dios hace nuestro fruto perfecto al perfeccionar nuestro carácter, y el carácter es perfeccionado por la prueba... ¡Cuán necesaria es, por consiguiente, la paciencia para ganar el Cielo! Se nos dice de modo claro: "Porque la paciencia les es necesaria para que, después de haber hecho la voluntad de Dios, puedan recibir las promesas" (He. 10:36). "Corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta" (Heb. 12:1). Job, sin duda, es una ilustración de la paciencia porque se aferró a Dios, sin variación o sombra de vacilación en todas sus pruebas: "El Señor dio, el Señor quitó. Sea el Nombre del Señor alabado" (Job 1:21). He aquí una actitud de paciencia serena y dulce: "Aunque me matare, en Él esperaré" (Job. 13:15). Éste es el lenguaje de la paciencia que resiste y que persevera. Muchos creen, empero, que las personas fuertes son impacientes e impetuosas, y que sólo los débiles se resignan... ¡Qué equivocados están aquellos que piensan así! Desconocen que aquellos que son dominados por arrebatos son verdaderos esclavos de sus pasiones y los más dignos de lástima, por cuanto su impaciencia les acarreará frecuentes frustraciones y debilitará su naturaleza.
La paciencia es, finalmente, necesaria para dar fruto; esto es, los que están dispuestos para la cosecha celestial, "conservan la Palabra y dan fruto con su paciencia" (Luc. 8:15). Quizás esta gracia parezca un esperar indolente y perezoso, pero no es así: "... no perezosos, sino seguidores de aquellos que por la fe heredaron las promesas" (Heb. 6:12), y es que la paciencia del cristiano es quieta, silenciosa, pero nunca perezosa. El Cielo es, pues, para el espíritu paciente, la posesión de los que esperan gozosos en la tribulación. ¿Ha tomado posesión de nosotros ya la paciencia? - Edward Bounds
"El alma que sabe sufrir con moderación y dulzura, es bella, grande, elevada , perfectamente ordenada, y se mantiene cerca del deslumbrante Sol de Justicia(Cristo) y de la eternidad. "La paciencia es la raíz y la protectora de todas las virtudes, porque las adversidades sufridas por la paciencia crucifican el amor propio, que es causa de toda imperfección y de todo mal. La paciencia protege la fe, gobierna la paz, aumenta la humildad, nos conserva para Dios.
La paciencia es un verdadero poder. Dios es omnipotente, porque es pacientisimo. La ira y la impaciencia son una señal de impotencia y de debilidad, producen contiendas, hacen perder la cordura y roban la paz. "El que tarda en airarse es grande de entendimiento; Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad. Prov. 14:29 Dijo Jesús: "Bienaventurados los mansos, los pacientes, porque ellos heredarán la tierra." Mateo 5:5 - Cornelio