NOVIEMBRE 16

"Cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos...." Marcos 2:1
Cada vez que Jesús entra en una casa, nunca se puede mantener en silencio por mucho tiempo. Él no puede ser escondido. ¡Los vecinos pronto descubrirán que Él está allí! El pueblo no puede guardar el secreto. Lo dejarán salir de muchas maneras. Lo mostrarán en sus caras. Aquellos que tienen a Cristo en su hogar, no se parecen a otras personas. Hay un resplandor o un sol sobre ellos cuando salen, lo que habla de una fuente de gozo no mundana. También hay algo en su forma de hablar que revela el secreto; ¡no pueden evitar hablar de su Huésped,
Jesús! Entonces, a pesar de ellos mismos, la casa a donde Él entra,revelará el secreto.
Las flores fragantes no se pueden ocultar, y hay una fragancia en Jesús que siempre revela su presencia. La luz no se puede ocultar, y hay tanta luz en Él, que brilla en cada ventana y a través de cada hendidura de la casa donde Él mora. El amor mismo es invisible, pero dondequiera que mora, produce tales efectos que Su presencia pronto se hace notar. Hace que las personas sean amables, amables, consideradas, desinteresadas y las llena de nuevos deseos de hacer el bien y de servir y bendecir a los demás. Y dondequiera que esté Cristo, ¡el amor está, en toda su influencia omnipresente y transformadora!
A algunas personas les gusta reunir cosas hermosas en sus casas: pinturas, esculturas, cosas raras de tierras extranjeras, objetos de interés y atractivos. Algunos se enorgullecen de la elegancia de sus muebles y la finura de la decoración de sus casas. Pero de ninguna otra manera puede el cristiano traer a su hogar tanta belleza, tanto gozo y consuelo, tanta paz verdadera, como haciendo de Cristo su huésped permanente. Que nuestro deseo y clamor sea: "SEÑOR, quédate con nosotros...!" Lucas 24:29
Por muy silenciosamente que entre Jesús, las personas que nos rodean pronto lo sabrán, y también obtendrán el beneficio y la bendición de ello; porque de un corazón donde mora Cristo, ¡siempre sale una influencia fragante y un ministerio amoroso y servicial! -AB Simpson
"La principal gloria de un cristiano, no es el edificio donde asiste, ni el ritual religioso que sigue, ni su forma de orar, de alabar, de predicar con elocuencia, sino su corazón, el lugar donde Cristo pueda habitar. Si Cristo está en el corazón es una bendición de perdón, de sanidad, de salvación. Si Cristo está en el corazón el hecho se conocerá. " Y se reunieron muchos".
Aunque no se vea la rosa, se percibe su fragancia. Su brillo delata la presencia del oro. Las nubes no pueden ocultar el sol, porque la luz del día declara su ascendencia. Si queremos atraer a la multitud, debemos hacerlo, no tanto por excentricidades, espectáculos de entretenimiento, elocuencia, sabiduría y esfuerzo humanos, sino obteniendo la presencia de Jesucristo. EL SEÑOR hará que todos sean atraídos a Él. Cristo interior atraerá a la multitud exterior." - L. Palmer