ABRIL 16

" LA SANGRE PRECIOSA DE CRISTO". 1 Pedro 1:19
Estando al pie de la cruz, vemos manos, pies y costado destilando arroyos de preciosa sangre carmesí. Es preciosa a causa de su eficacia redentora y expiadora. Por ella los pecados del pueblo de Cristo son expiados; los creyentes son redimidos de debajo de la ley, son reconciliados con Dios y son hechos uno con él. La sangre de Cristo es también preciosa por su poder purificador: "Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos". Por la sangre de Jesús, no queda una sola mancha sobre el creyente, ni arruga ni nada semejante.
¡Oh preciosa sangre que nos haces limpios, quitando las manchas de abundante iniquidad, y permitiéndonos ser aceptos en el Amado, no obstante las muchas formas en que nos hemos rebelado contra nuestro Dios! La sangre es asimismo preciosa por su poder preservador. Bajo la sangre esparcida, estamos seguros contra el ángel destructor. Recordemos que la razón porque somos perdonados es porque Dios ve la sangre. Aquí hay consuelo para nosotros cuando el ojo de la fe está empañado. La sangre de Cristo es preciosa por su influencia santificadora. La misma sangre que justifica al quitar el pecado, después anima a la nueva criatura y la conduce a someter el pecado y a cumplir los mandamientos de Dios. No hay motivo mayor para la santidad que el que viene de las venas de Jesús. Y preciosa, inefablemente preciosa es esta sangre por su subyugante poder. Está escrito: "Ellos vencieron por la sangre del Cordero".Apoc. 12:11 ¿Cómo hubieran vencido de otro modo? El que lucha con la preciosa sangre de Jesús lucha con un arma que no puede conocer derrota. ¡La sangre de Jesús! El pecado muere en su presencia, la muerte deja de ser muerte, las puertas del cielo se abren. ¡La sangre de Jesús! Seguiremos adelante conquistando, mientras confiemos en su poder. -C.Spurgeon
"Dios Padre nos ha introducido en el reino de su Hijo gracias a que por la sangre de Cristo hemos sido redimidos, hemos quedado libres de nuestros pecados. Esta sangre que fluye del costado de Cristo inunda todo, lo purifica, lo regenera, lo fecunda, extiende por todas partes su eficacia salvífica. El dominio de Cristo sobre nosotros es para ejercer su influjo vivificador. Como cabeza que es, toda la vida de cada uno de los miembros del Cuerpo depende de que acoja el señorío de Cristo en sí mismo. Más aún, el universo entero sólo alcanzará su plenitud cuando el reinado de Cristo sea total y perfecto y Dios sea todo en todos. Nunca hemos de olvidar que nuestro Rey es un rey crucificado. En vez de salvarse a sí mismo del suplicio, como le pide la gente, prefiere aceptarlo para salvar multitudes para toda la eternidad. Mirando a este Rey crucificado entendemos que también nuestra muerte es vida y nuestra humillación victoria. Entendemos que el sufrimiento por amor es fecundo, es fuente de una vida que brota para la vida eterna. Mirando a este Rey crucificado se trastocan todos nuestros criterios de eficacia, de deseo de influir, de dominio." -Julio A.Ampuero
ORACIÓN: La sangre de Cristo tiene poder, Satán es obligado a ceder; la sangre de Jesús le venció, rendido el diablo huyó. Hay poder, poder para vencer en la sangre de Jesús; en la cruz de Jesús está el poder, que puede a Satán vencer. Su sangre la victoria da, ¡Gloria al Cordero que inmolado fue! Satán sucumbió, su fuerza paró, Jesús la victoria consumó. Hay poder, poder para vencer Jesús, mi Salvador, viniste a derramar tu preciosa sangre por mí. ¡Cuando invoco Tu Nombre Salvador y reclamo Tu Sangre, mis cadenas de pecado se rompen! Tu sacrificio es eficaz para mí; el pecado y Satanás se rinden. ¡Jesús, por Tu Nombre y por Tu Sangre derramada, soy libre! Jesús, mi Salvador, naciste como "Dios Fuerte" viniste Victorioso, triunfando sobre los poderes del infierno que tratan de engañarme y dominarme. ¡Jesús, en Tú sangre derramada y en Tu nombre está la victoria, y los poderes de las tinieblas que me oprimen tienen que huir! ¡Poderoso Vencedor, oh Jesús, Tú los derrotaste y perdieron todo derecho sobre mí! ¡Aleluya! Jesús mi Salvador, tu Nombre es "Maravilloso". ¡Creo que haces milagros en mí y que tienes poder para transformar mi naturaleza corrompida por el pecado! Ante tu nombre "Maravilloso", las fuerzas del pecado en mi vida se destruyen.
¡Verdaderamente eres admirable, SEÑOR nuestro, Victorioso y Resucitado, venciste los poderes de las tinieblas que luchan para controlarme! Desaparecen de mí, porque Tuya es la victoria sobre mi naturaleza. Jesús, mi Salvador, naciste como nuestro "Liberador". Invoco tu Nombre liberador, Jesús. Líbrame de la fuerza destructora de Satanás, que me tiene prisionero en mis pecados. Jesús, ¡ganaste la victoria! ¡Soy libre, Satanás tiene que huir de mí! ¡Aleluya! Jesús, mi Salvador, tu nombre es "Dios Fuerte" y rompes toda atadura. Eres más fuerte que cualquier cadena de pecado. ¡Tú las destruyes !Eres el Liberador y Redentor y ante Tu Nombre, Jesús, Satanás huye y me liberas de su influencia sobre mí. Jesús, mi Salvador, naciste, fuiste crucificado y resucitado de la muerte para mi redención. ¡Aleluya! ¡Amén! -Basilea Schlink