ENERO  16

02.01.2022

"Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios."

Cuando llegamos a la séptima "bienaventuranza", vemos creyentes habitados por el mismo cielo. Pacificadores, hijos e hijas de Dios, que imparten la paz santa, que simplemente abren las ventanas de los cielos y traen la paz de Dios a este mundo atribulado. Pero, curiosamente, también traen perturbaciones. Así, el hombre más alterador que jamás caminó en esta tierra fue Jesús. Dondequiera que iba creaba división por lo que hacía y decía, Él mismo dijo: "No he venido a traer paz, sino espada. He venido a poner al hombre en contra de su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su propia casa( su propia familia)". Mateo 10:35-36

Y, sin embargo, en medio de toda la agitación que parece seguirlo a donde quiera que vaya hasta el día de hoy, Jesús trae la paz de Dios, "porque Cristo es nuestra Paz." Efe.2:14. Él imparte la paz de Dios a los enfermos, a los leprosos, a los oprimidos, a los ciegos, a los marginados de este mundo, a los heridos. Su nombre antiguo es Melquisedec, Rey de Shalom, Rey de Paz.Cada discípulo que lo sigue es enviado por Jesús con el evangelio que imparte la paz de Dios. Los pacificadores son un misterio. Como portadores DEL JUICIO DE DIOS, TRAEN DIVISIÓN. Como portadores DE LA GRACIA DE DIOS, IMPARTEN PAZ.

" Del trono salían relámpagos, voces y truenos y delante del trono ardían siete antorchas de fuego que eran los siete espíritus de Dios. Y delante del trono hay un mar de vidrio como cristal". Apoc. 4:6 Si pudiéramos entrar ahora en el Cielo profundo, lo que más nos golpearía, en medio de la gloria cegadora, sería la paz. Santa paz, paz que nos haría temblar. El mar de vidrio es paz tangible; es como el agua que se calmó bajo los pies de Jesús mientras caminaba sobre el Mar de Galilea. Así como la realidad fundamental de todo lo que sucede en este mundo es la guerra, la guerra entre naciones, la guerra entre razas, clases, sexos, la guerra que continúa en nuestros propios corazones como un mar en constante agitación y tormento, la realidad subyacente de el cielo es paz, como el mar de cristal. Y aquellos que quieren la guerra no buscan otra cosa que encontrar la anhelada paz, por medio de la violencia. Pero cada vez que Cristo irrumpe en este mundo, puedes saberlo de inmediato, porque la atmósfera cambia de guerra a paz.

Las primeras palabras del Maestro a los discípulos después de resucitar de entre los muertos fueron "La paz sea con vosotros". Juan 20:21 Instantáneamente, la atmósfera dentro de sus corazones cambió de guerra a paz. Cuando Jesús levantó la mano y le dijo a la tormenta: "Calla, enmudece", la atmósfera del cielo descendió sobre el mar de Galilea y se extendió sobre las olas embravecidas como la mano tranquilizadora de una madre. A veces has estado ¡tan abrumado! Tratando de descubrir cómo a la luz de todos los problemas que llueven sobre tu vida, puedes seguir adelante. De repente, de la nada, ha llegado un torrente de paz. ¡Has sido visitado por el Espíritu de Dios!

El apóstol Pedro pudo haber sido impetuoso por naturaleza. Pero una vez que estuvo bajo el poder de la cruz, aprendió a hacer las cosas a la manera de Dios. La primera visita de Pedro a Cornelio marcó un cambio trascendental en su acercamiento a todas las personas. "Pedro abrió su boca y dijo: 'Verdaderamente percibo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación, cualquiera que le teme y hace lo correcto le es grato. Ya saben la palabra que enviamos a Israel predicando buenas nuevas de paz por Jesucristo, Él es Señor de todos.'" Hechos 10:34-36 De repente, el sermón de Pedro fue interrumpido por el derramamiento del Espíritu sobre estos gentiles. La atmósfera cambió de guerra a paz. ¿Qué mejor confirmación necesitaba Pedro para estar seguro de que estaba bien que Pedro, un judío, estuviera en la casa de Cornelio, un gentil. El "muro de separación" entre judíos y gentiles se estaba derrumbando, "haciendo así la paz".

"Pero ahora en Jesucristo, ustedes los gentiles, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo, porque ÉL ES NUESTRA PAZ, que nos ha hecho uno a ambos y ha derribado la pared divisoria de enemistad aboliendo en su carne la ley de los mandamientos y ordenanzas, para crear en sí mismo un solo y nuevo hombre en lugar de los dos, HACIENDO LA PAZ y reconciliando a ambos con Dios, en un solo cuerpo, POR MEDIO DE LA CRUZ, poniendo así fin a la enemistad. Vino y predicó LA PAZ a ustedes que estaban lejos y la paz a los que estaban cerca, porque por medio de él ambos tenemos acceso al Padre en un mismo espíritu". Efesios 2:13-18

Cada vez que la palabra de Dios fue proclamada con poder, fue confirmada por un signo invariable: LA PAZ. Cuando tuvo lugar la sanidad, se confirmó con la paz. Cuando cayó el juicio, fue seguido por la paz de lo alto. Estaban tan seguros de que su evangelio traería paz, que darían un paso atrás y dejarían que el evangelio hiciera su trabajo, sin tratar de adornar su mensaje con sobornos o trucos. Sin promesas vacías. No hay falsas seguridades, solo la Palabra pura confirmada por la Paz Santa. Por lo tanto, si alguien tiene hambre de la verdad y cree que Jesús murió por sus pecados e hizo esa expiación y abrió la puerta al cielo para que pueda tener paz, si esa persona se extiende en la fe, Dios mismo confirmará su fe con la paz del cielo. "Se llaman pacíficos los hijos de Dios, porque nada se encuentra en ellos que se oponga a Dios, pues también los hijos deben parecerse a sus padres. "A todos los que le recibieron les dió el poder de ser hechos hijos de Dios." Juan 1:12" - Agustin

BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES. Para ser pacificadores: 1.- Debemos buscar la paz de Dios, guardando nuestras palabras y separandonos del mal: "Porque el que quiera amar la vida y ver días buenos, que guarde su lengua del mal y sus labios de hablar engaño. Que se aparte del mal y haga el bien. Que busque la Paz y la siga". 1 Pedro 3:10 (Salmo 34) "Son pacíficos en sí mismos aquéllos que, teniendo en paz todos los movimientos de su alma y sujetos a la razón, tienen dominadas las concupiscencias de la carne y se constituyen en Reino de Dios." -Agustín Hay muchas cosas en el mundo que no podemos cambiar, pero podemos recibir la paz de Dios, con la ayuda del Espíritu Santo practicando estas palabras de Pablo: "Regocíjense en el SEÑOR siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense! Fil.4:4 deja que tu gentileza y paciencia sea conocida por todos los hombres, Fil.4:5 No se preocupen por nada. Fil.4:6 Deja que tu petición sea conocida de Dios con acción de gracias. Fil.4:6 Si así haces, recibirás LA PAZ de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Fil.4:7

2.- Permitiendo que la paz de Cristo gobierne en nuestros corazones, a la cual fuimos llamados en un solo cuerpo. Y siendo agradecidos. Col.3:15 Quizás hemos probado la paz de Dios muchas veces, la hemos experimentado, sabemos lo maravillosa que es, pero en lugar de dejar que gobierne en nuestros corazones, seguimos viviendo doble vida. Si queremos habitar en la atmósfera de la paz de Dios, tenemos que dejar que esa paz gobierne.La paz de Dios es dada, nos es dada ahora en el Espíritu Santo mientras leemos estas palabras. Pero depende de nosotros dejar que la paz de Cristo gobierne en nuestros corazones. Procuro no hacer nada que ponga en peligro la paz de Cristo en mí. En el momento en que me doy cuenta que tengo una actitud en mi corazón que me está alejando de la paz de Dios, tengo que dar un paso atrás y cambiar de dirección. No hay placer y no hay ningún tipo de ganancia que valga la pena por perder la paz de Cristo. Es posible con la ayuda del Espíritu Santo, vivir de tal manera que constantemente ordenemos nuestros caminos dejando que la paz de Dios reine en nuestros corazones. Y seamos agradecidos.

Los verdaderos pacificadores son bienaventurados, porque primero obtienen la paz de Cristo en su corazón, son llamados hijos de Dios y procuran impartir esa paz gloriosa a otros. Pues de qué sirve, si hablas de la paz de Cristo, cuando en tu corazón estás en guerra contra Dios por tu pecado y doble vida. "No hay paz para el pecador" -dice el SEÑOR. Isaías 57:21 El Espíritu y la novia dicen "Ven". Y el que escucha diga "Ven". Y el que tenga sed "Venga". Y todos los que deseen Paz tomen el agua de la vida(Cristo). Bienaventurados los Pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios. - Richard E. Bieber

"Hay muchas personas que en realidad son creadores de conflictos en lugar de pacificadores. No buscan curar distanciamientos entre otros, prevenir peleas y contenciones, y unir a aquellos que han comenzado a distanciarse. De hecho, toda su influencia se dirige a ampliar las brechas, intensificar la amargura y excitar la ira y el odio. Cuando encuentran en alguien un germen de sospecha o disgusto por otro, ¡estimulan el crecimiento del mal! El espíritu pacificador es divino. Nadie en el Cielo encuentra placer en separar amigos. En la medida en que tengamos el espíritu pacificador en nuestras vidas, llevaremos la marca de la imagen de Dios. Para ser pacificadores, debemos ante todo esforzarnos por vivir en paz con todos los hombres. "Si es posible, en cuanto dependa de ti, vive en paz con todos". Romanos 12:18 -J.R. Miller