FEBRERO 16

03.04.2022

"Estoy a la puerta y llamo; si alguien oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él...." Apocalipsis 3:20.

Aquí está el amor. Es el amor que sobrepasa todo entendimiento. Es amor al peor de los pecadores, al peor de los reincidentes; es amor a los que han dejado su primer amor; que una vez conocieron a Cristo y su amor, pero han comenzado a retroceder. Es amor libre. Es un gran amor. Es amor independientemente de la bondad en nosotros. Es el amor que ha atravesado muchas barreras para llegar a nosotros; "es el amor que las muchas aguas no pueden apagar, ni los ríos ahogar." Cant. 8:7 Todo este versículo respira amor verdadero e inequívoco. Sólo se le puede dar una interpretación: El amor. Esto habla en cada línea. Yo sanaré sus rebeliones; los amaré libremente. Aquí está la plenitud de la gracia de Jesucristo; quien dijo: "El que a mí viene, no le echo fuera" Juan 6:37 Aquí están las buenas noticias para todos.

"ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO." Él está, y ha estado, como lo indican las palabras, no lejos, sino cerca, a la puerta. Se pone de pie. Es la actitud de espera, de perseverancia en la espera. Él no llama desde la distancia, Él viene. Él no va y viene, Él permanece. No se sienta, ni se ocupa de otras preocupaciones. Él tiene un objetivo a la vista: obtener acceso a este pobre Laodicense, y por lo tanto, permanece firme. Paciente e incansablemente Él está de pie. A la puerta de un reincidente Él está de pie. Día tras día se le ve en la misma postura, inamovible en su amor paciente. Aquí, ciertamente, está la gracia del Señor Jesucristo; la mansedumbre de Cristo; la paciencia de Aquel que soportó la contradicción de los pecadores contra sí mismo. Hebreos 12:13

¿Cómo llama Jesús? Por Su palabra; Sus advertencias; Sus invitaciones, por providencias; por comodidades; por penas; por alegrías; por problemas familiares y calamidades nacionales; por guerras en casa o en el extranjero; por las confusiones y angustias de las naciones. Por convicciones; por mensajes; por amigos; por los cambios de año. Por Su Santo Espíritu siempre obrando; cada esfuerzo. Su llamado es una súplica amorosa y ferviente;una apelación personal y honesta. Su llamado es continúo, de día y de noche. Todo el día. No pasa una hora, sin llamar a la puerta, a veces más fuerte, otras veces más suave. Él siempre está llamando; y Sus golpes parecen hacerse más fuertes a medida que se acercan los últimos días, y Su venida se acerca.Su amor, Su paciencia, Su fervor, son para ti. A cada puerta llama, diciendo: "Oye mi voz y abre la puerta". Ningún alma perdida en el futuro podrá decir: "Él no llamó a mi puerta, de lo contrario, hubiera escuchado y abierto." ¡Oh pecador, escucha! ¡El Señor te está llamando! ¡Escucha! No dejes que se quede más tiempo afuera. Abre la puerta de tu corazón y dale la bienvenida.

"Si alguno oye mi voz ENTRARÉ A Él ": Oímos el golpe por el poder del Espíritu Santo, y decimos al que toca: "Entra, bendito del SEÑOR"; e inmediatamente Él entra con Su cruz sanadora y salvadora; Él viene con Su divino y dulce amor. La promesa de gracia es: "Vendremos a Él, y haremos morada con Él" Juan 14:23. La presencia del SEÑOR Jesús en nuestro corazón que es su morada, convierte las tinieblas en luz. Su ausencia es tristeza; Su presencia es gloria y alegría. Mientras Cristo está llamando así a nuestra puerta, nos está ordenando que llamemos a la Suya. "Llamen, y se les abrirá". Ciertamente oirá nuestra voz y nos abrirá la puerta. No hará oídos sordos a nuestra voz, ni trabará la puerta, ni nos mantendrá en pie, ni nos despedirá con las manos vacías. Él quiere entrar. Su llamada y Su voz son sinceros y fuertes. No forzará la puerta; pero aun así Él quiere estar adentro.

¡Oh creyente, no lo dejes afuera! ¡Cuánto pierdes! Su ausencia, ninguna prosperidad exterior, ni riquezas, ni placeres la pueden compensar. Si Él se mantiene afuera, todo es tristeza, debilidad y pobreza (espiritual). Pero si Él es admitido, todo está bien. Feliz el alma con la que Cristo está de fiesta todos los días. ¡Dichosa el alma en la que Él ha venido a habitar y que en la comunión diaria de la Fe, gusta el amor del Esposo! - Horatius Bonar

"¿Cuál es tu deseo? ¿Es un deseo de cosas celestiales? ¿Deseas gozar de la sublime doctrina del amor eterno? ¿Deseas tener libremente una íntima comunión con Dios? ¿Aspiras a conocer lo ancho, lo profundo y lo alto de Su amor? Entonces debes acercarte a Jesús, tienes que tener una clara visión de Él en su preciosidad y perfección, debes verlo en su obra, en sus funciones y en su persona. El que conoce a Cristo recibe una unción del Santo Espíritu, por la cual conoce todas las cosas. Cristo es la gran llave maestra de todas las cámaras de Dios. No hay tesorería de Dios que no se abra y entregue todas sus riquezas al alma que vive cerca de Jesús. ¿Estás diciendo: ¡Oh, si él habitase en mi corazón! ¡Quisiera que él hiciera de mi corazón su eterna morada!?

Entonces, amado, abre la puerta de tu corazón y él entrará en tu alma. Hace tiempo que él está golpeando, y todo con el objeto de que pueda cenar contigo y tú con él. El cena contigo porque tú provees la casa o sea el corazón; y tú con él, porque él lleva la provisión. El no puede cenar contigo sino en tu corazón, proveyendo tú la casa; ni tú puedes cenar con él si él no trajese la provisión, pues tu despensa está vacía. Derriba, pues, los portales de tu alma. El vendrá con aquel amor que tú ansías sentir; vendrá con aquel gozo al cual tú no puedes llevar tu pobre y deprimido espíritu. El traerá la paz que ahora tú no tienes; vendrá con sus frascos de vino y con sabrosas manzanas de amor y te alegrará hasta que no tengas otra enfermedad que aquella del "subyugante amor, amor divino". Pero ábrele la puerta, expulsa a sus enemigos, dale las llaves de tu corazón y él habitará allí para siempre. ¡Oh admirable amor que traes a tal Huésped para habitar en el corazón! " C.Spurgeon