DICIEMBRE 14

»Cuando salgas a la batalla contra tus enemigos y veas caballos y carros, y pueblo más numeroso que tú, no tengas temor de ellos; porque el Señor tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto está contigo. Deuteronomio 20:1
Moisés es otro ejemplo de aquellos que vivieron por gracia en el Antiguo Testamento. Sabía la necesidad de confiar en la suficiencia de Dios, en lugar de los recursos inadecuados del hombre. Una ilustración de esto se ve cuando señaló a Israel hacia el Señor para la batalla."Oye, Israel, hoy ustedes se acercan a la batalla contra sus enemigos; no desmaye su corazón; no teman ni se alarmen, ni se aterroricen delante de ellos, porque el Señor su Dios es el que va con ustedes, para pelear por ustedes contra sus enemigos, para salvarlos". Deuteronomio 20:3-4
Al entrar los hijos de Israel en la Tierra Prometida, innumerables batallas les esperaban. Estas batallas eran inevitables, ya que naciones impías se habían atrincherado en la tierra: "por la maldad de estas naciones, que Jehová tu Dios las echa de delante de ti" (Deuteronomio 9:5). Así, la historia de Israel documenta una batalla tras otra.
Moisés anunció la verdad que el pueblo del SEÑOR necesita escuchar a medida que se acerca la batalla. "Hoy estáis al borde de la batalla con vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no tengáis miedo, y no tembléis ni os aterroricéis a causa de ellos". Muy a menudo, cuando aparece la guerra, el enemigo parece invencible. "Cuando salgas a la batalla contra tus enemigos, y veas caballos y carros y gente más numerosa que tú" (Deuteronomio 20:1). La tentación natural es "desmayarse... tener miedo... temblar o aterrorizarse". Otra tentación es tratar de emparejar al enemigo caballo por caballo y carro por carro. Las Escrituras advierten sobre la inutilidad de recurrir a los recursos mundanos. ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, y confían en los caballos, que confían en los carros porque son muchos.
Moisés sabía que el pueblo de Dios necesita un recordatorio de que el SEÑOR quiere ser nuestra esperanza. Cuando debemos ir a las batallas de la vida, el Señor nos acompaña. "Porque Jehová vuestro Dios es el que va con vosotros". Él está con nosotros no sólo para consolarnos, sino también para luchar por nosotros: "para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros". El Señor puede luchar por Su pueblo en una variedad ilimitada de formas. Él puede cambiar los corazones de aquellos que se oponen a nosotros. Él puede llevar sus planes a la nada. Él puede atraparlos en sus propios planes malvados. Él puede hacer que nuestros enemigos se vuelvan y se devoren unos a otros. Él puede salvarnos efectivamente de cualquier manera que Él elija.- Bob Hoekstra
Nuestro bendito SEÑOR no peleaba; se sometía mansa y pacientemente a toda clase de violencias y malos tratos; y así nos dejó un ejemplo para que siguiésemos sus pisadas. Si nos preguntáramos francamente: "¿Qué haría Jesús en tal o cual caso?", toda discusión terminaría sobre este punto, así como sobre mil más. No hay ninguna necesidad de razonar. Si las palabras y el ejemplo de nuestro bendito SEÑOR, y las positivas enseñanzas de su Espíritu por medio de sus apóstoles, no son suficientes para guiarnos, toda discusión es vana.
Y si se nos pregunta ¿qué enseña el Espíritu Santo referente a punto tan importante y práctico?, oíd sus preciosas, claras y penetrantes palabras: «No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dad lugar a la ira; porque está escrito: No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. 20 Antes bien, «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta». No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
Qué necesita un cristiano para el combate? Un corazón completamente desenredado de las cosas terrenas y naturales, y una serena confianza en Dios. Y ¿cómo poder tener estas cosas? Oigamos la respuesta divina: "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo".
Observa los requisitos de un soldado cristiano, según son expuestos aquí por el Espíritu Santo. Se trata de tener al hombre interior gobernado por «la verdad», la conducta dirigida por una verdadera «justicia» práctica Efe.6:14; Los hábitos morales y procederes marcados por la dulce «paz» del evangelio, Ef.6:15 El hombre entero cubierto por el impenetrable escudo de la «fe», Ef.6:16 La sede del entendimiento guardado por la completa certeza de la «salvación», la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; Ef.6:17. Y el corazón continuamente sustentado y fortalecido por la oración y súplica perseverantes, Ef. 6:18, exhalando una viva y fervientemente intercesión en favor de todos los santos y especialmente para los amados obreros del SEÑOR y su obra. De esta manera es como la Iglesia de Dios debe ser equipada para la lucha a que son llamados a emprender contra los espíritus malos en las regiones celestes. ¡Quiera el Señor, en su infinita bondad, hacer sentir a nuestras almas la realidad de todas estas cosas y darnos de ponerlas en práctica en nuestra vida cotidiana! -Charles Mackintosh
ORACIÓN: Oh SEÑOR, mi defensor, enfrentó muchas batallas que me dejan intimidado y temeroso. Mi esperanza a menudo está puesta en mis propias estrategias mundanas o en la ayuda que el hombre puede ofrecer. Señor, te miro de nuevo para que pelees por mí y me rescates de la manera que elijas, para tu gloria y honor. Amén. -Bob Hoekstra