NOVIEMBRE 13

06.03.2023

"Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca, para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre se lo conceda. Juan 15:16

Con infinita bondad y gran generosidad el SEÑOR, nuestro Salvador y Redentor se reveló a nosotros que no lo conocíamos, y nos ha conducido a una tan grande constancia y firmeza de ánimo, para que podamos caminar y progresar siempre hacia lo mejor y dar fruto para Dios; de modo que todo lo que pidamos en Su nombre, estamos seguros que lo recibiremos.

"Hay algunas frutas que no se mantendrán. Se debe usar un tipo de peras o manzanas a la vez; otro tipo se puede mantener hasta el próximo año. Así hay en la obra cristiana algún fruto que no dura. Puede haber mucho que agrade y edifique, y sin embargo no hay una impresión permanente sobre el poder del mundo o el estado del alma del creyente. Por otro lado, hay trabajos que dejan huella por generaciones o por la eternidad. En ella se hace sentir duraderamente el poder de Dios. Es el fruto del que habla Pablo cuando describe los dos estilos de servicio: "Mi predicación no fue con palabras persuasivas de sabiduría, sino con manifestaciones del Espíritu y de poder; para que su fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios." 1 Cor.2:4 Porque cuanto más del hombre con su sabiduría y capacidad, menos poder del Espíritu de Dios.

El fruto revela la naturaleza del árbol del que procede. ¿Cuál es el secreto para dar frutos buenos y que permanezcan? La respuesta es simple. Mientras nuestra vida permanezca en Cristo, esto es, haciendo Su voluntad, escuchando Sus Palabras, teniendo comunión con Él y con los demás, siguiendo Sus pisadas, Su ejemplo: "El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo." 1Juan 2:6 Esta es la condición para que el SEÑOR nos conceda Todo lo que pedimos. Que todo lo que sea de voluntad y esfuerzo humanos sea truncado y limpiado por el divino Labrador. Entonces, más intensamente nuestro ser estará retirado de lo exterior para que Dios obre en nosotros por Su Espíritu, y el fruto permanezca.

¡Qué bendito pensamiento! El SEÑOR nos escogió, y nos ha puesto para que demos fruto, y nuestro fruto permanezca. Él nunca tuvo la intención de que una de Sus ramas produjera fruto que no deba permanecer. Cuanto más profundices en el propósito de esta Su gracia de elección, más segura se volverá nuestra confianza de que podemos dar fruto para la vida eterna, para mí y para los demás. Cuanto más profundices en este propósito de Su amor electivo, más sabremos cuál es el vínculo entre el propósito desde la eternidad y el fruto para la eternidad: Permaneciendo en Él. El propósito es Suyo, Él lo llevará a cabo; el fruto es Suyo, Él lo dará; la permanencia es Suya, Él la mantendrá.

Que todos los cristianos hagan una pausa. Pregúntate si estás dejando huellas para la eternidad en quienes te rodean. No son tus palabras, no es tu fuerza de voluntad o poder para influir, lo que asegurará esto. Todo depende de tener tu vida llena de Dios y de Su poder. Y eso nuevamente depende de que vivas la vida verdaderamente semejante a una rama que permanece: en una comunión muy estrecha e ininterrumpida con Cristo. Es la rama, que permanece en Él, que da mucho fruto, fruto que perdura para vida eterna. -Andrew Murray

ORACIÓN: Bendito SEÑOR, revela a mi alma, te ruego, que me has elegido para llevar mucho fruto. Deja que esta sea mi confianza, que Tu propósito puede realizarse: Tú me elegiste a mí. Que este sea mi poder para abandonar todo y entregarme a Ti. Tú mismo perfeccionarás lo que has comenzado. Llévame a morar en el amor y la certeza de ese propósito eterno, para que el poder de la eternidad me posea, y el fruto que yo llevo permanezca.

¡Oh, mi Vid celestial, está comenzando a amanecer en mi alma que de fruto, más fruto, mucho fruto, fruto duradero es lo único que Tú tienes para darme, y lo único que tengo que darte como rama! Aquí estoy. Bendito SEÑOR, cumple Tu propósito en mí; déjame dar fruto verdadero, fruto de tu poder, fruto abundante, fruto permanente, para tu gloria. Amén -Andrew Murray