MAYO 13

Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: "Si tocare solamente su manto, seré salva." Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: "Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado." Y la mujer fue salva desde aquella hora. Mateo 9:20-22
Doce años enteros había padecido perdiendo sangre y debilitándose. Su enfermedad le producía mucha vergüenza y confusión: "había sufrido a manos de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado." Marcos 5:26. Su único consuelo era el Salvador, Jesucristo, de quien había escuchado hablar tantas maravillas. Que incrédulos somos a Dios cuando no acudimos a ÉL primero en nuestras necesidades y preferimos agotar todos los recursos humanos para finalmente darnos cuenta que son insuficientes.
¡Que pequeña, que pobre, que
insuficiente es la grandeza de la tierra para remediar las enfermedades del
alma! No hay poder en el mundo que no dependa y necesite de la ayuda de
Cristo, cuando sus males tocan el alma y aún cuando solo lastiman y hieren la
parte exterior que es el cuerpo. "El SEÑOR es el portador del reino de
Dios, donde la muerte no es el estadio final del hombre, porque el reino de
Dios significa la vida eterna. "El que cree en el Hijo tiene vida
eterna; Juan 3:36. El vencedor de la muerte puede vencer la enfermedad, quien
hace lo mucho puede con lo poco. La acción de Dios no se limita al interior del
hombre, sino que afecta al hombre en su totalidad.
"Si tocare solamente su
manto, seré salva." La fuerza sanadora del SEÑOR, contenida en su
cuerpo, llegaba hasta el borde de sus vestidos. En efecto, Dios no era
divisible ni perceptible para ser encerrado en un cuerpo; reparte sus dones en
el Espíritu, pero no se divide en sus dones. Su fuerza se percibe por la fe en
todas partes, porque es para todos y no está ausente en ninguna parte. El
cuerpo que ha tomado no le ha disminuido su fuerza, pero su potencia tomó la
fragilidad de un cuerpo para él rescatarlo.-Hilario. Tenía en el SEÑOR tanta
confianza, que decía dentro de sí: "Si tocare solamente parte de su manto,
sin duda quedaré sana. Dios tendrá piedad de mí, en consideración al respeto y
a la confianza que manifestaré a Su Ungido." "¡Oh Fe admirable!
No pide que Jesus vaya a su casa, ni espera el contacto de sus manos, ni la
virtud eficaz de su palabra. Solo el tocar la menor parte del vestido del
Salvador le parece bastante para sanar su dolencia. No dudó sí quedaría sana o
no, pero viendo a Jesus cercado de pecadores, creyó firmemente que lejos de
quedar manchado con la impureza de los que le tocaban, tenía Él en sí mismo la
virtud de purificar las almas y los cuerpos." -Crisóstomo
Le dijo el SEÑOR "Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado." Se dirigió a ella de una manera amable, amorosa y tierna, llamándola "hija". "La llama hija porque tuvo fe, y la fe en Cristo nos concede la gracia de la filiación; no le dijo Jesús: "Yo te sané", sino "tu fe te ha salvado", para exaltar el mérito de esta preciosísima virtud, por la cual "somos hechos y llamados hijos de Dios." Juan 1:12 Y para enseñarnos que en nuestros actos piadosos no debemos buscar nuestra gloria, sino la de Dios, añadiendo por último "vete en paz", para que comprendiera que no solo quedaba libre de la esclavitud que por tanto años había padecido a causa de su enfermedad, sino que la paz de Dios habitaría en su corazón, porque fue sanada también de la más terrible de las enfermedades que es el pecado." Gerónimo
"Tu fe te ha salvado." Aquí podemos hacer una comparación de la salud del cuerpo con la del alma: porque, como Cristo dice que la liberación de la mujer de su enfermedad fue la consecuencia de su fe, de igual manera obtenemos por fe el perdón de pecados, lo que nos reconcilia con Dios. "La fe siempre continúa siendo la condición y el fundamento de la acción salvífica de Dios en el hombre. La fe puede revestirse de distintas formas, ya sean primitivas sin desarrollar, ya sean refinadamente espirituales. Siempre está en camino y en proceso de evolución, "es por fe, de principio a fin." Rom 1:17; es decir, desde la fe existente y arraigada hasta la fe conocida cada vez más profundamente y vivida de forma más radical." -Charles de Foucauld
ORACIÓN: Inefable SEÑOR y dulcísimo Jesús mío, adoro tu misericordia y verdad, y te ruego clemente y compasivo SEÑOR, que sanes mi alma manchada con la sangre de mis pecados, por la imposición de la mano de tu gracia; resucítala de la muerte que le causan los deseos de una mala voluntad, y los deseos pésimos y ocultos. Reconcíliame con Dios tu Padre, al cual me diste por hijo adoptivo, por privilegio de gracia entre tus herederos. No te acuerdes, SEÑOR bueno, de tus juicios contra mí, acuérdate sí de tu misericordia y mansedumbre, y del uso de tus piedades que con este pecador, SEÑOR y Dios mío, siempre has tenido. Amen. -Ludolphu