DICIEMBRE  13

24.12.2021

"Y habitó Isaac junto al pozo del Viviente que me ve". Génesis 25:11.

En este pozo, Agar fue librada una vez de su prueba, e Ismael bebió de las aguas que tan benignamente le mostró el "Dios que vive y que ve". Pero esta no era meramente una visita casual, como las que hacen los mundanos al SEÑOR en tiempo de necesidad y para su propio provecho. Claman a él en la aflicción pero lo olvidan en la prosperidad. Isaac, en cambio, habitó allí, y el pozo del Dios que vive y que todo lo ve, fue su constante fuente de provisión.

El tenor habitual de la vida del hombre y el lugar donde su alma constantemente habita, constituyen la verdadera piedra de toque de su estado espiritual. La gracia providencial experimentada por Agar impresionó la mente de Isaac y lo condujo a reverenciar aquel lugar. Su nombre místico ganó su cariño. Las frecuentes meditaciones que Isaac tuvo sobre el borde de este pozo, a la hora de la tarde, hicieron que él estuviera familiarizado con este lugar.

El encuentro que en ese lugar había tenido con Rebeca hizo que su espíritu se sintiese cómodo allí. Pero fue especialmente el hecho de haber gozado allí de íntima comunión con el Dios viviente lo que hizo que Isaac eligiese ese lugar santificado como habitación suya. Aprendamos a vivir en la presencia del Dios vivo. Oremos para que en este día y en todos los días podamos experimentar esta verdad: "Tú eres el Dios viviente que me ve". Que el SEÑOR sea para nosotros como un pozo delicioso, confortante, seguro, que salte para vida eterna. Las fuentes naturales se rompen y se secan, pero el pozo del Creador nunca falla. ¡Feliz es el que habita junto al pozo y así tiene a mano abundantes y continuas provisiones!

El Señor ha sido a otros un constante ayudador; su nombre es Shaddai, Dios todopoderoso. Nuestros corazones han tenido frecuentemente muy deliciosas relaciones con Él. Por intermedio del Padre nuestras almas hallaron al glorioso esposo, el SEÑOR Jesús. Permanezcamos, pues, en estrecha comunión con él. C. Spurgeon

Agar huyó al desierto por la tensión generada por Sara, esposa de Abraham, en su angustia fue escuchada en el "pozo del viviente que me ve", Génesis 16:14, el pozo de la gracia, el pozo de aguas vivas, y allí el SEÑOR envió respuesta a su aflicción a su necesidad a través del ángel del SEÑOR(Jesucristo). Este verso nos recuerda que no hay mejor lugar para acudir en medio de la angustia que a la fuente de aguas donde no solo descansaremos y nos saciaremos de sus aguas también confortara nuestras almas, dará respuestas a nuestras necesidades, nos dará las fuerzas y la gracia para volver a seguir enfrentando los retos de la vida, es en las fuentes donde nos saciamos y exhibimos a Dios nuestras situaciones, confiados, seguros y tranquilos saldremos de allí sabiendo que el da respuesta porque está vivo y observa Mis caminos están ante tus ojos, Y tú considera todas mis veredas. Proverbios 5:21. Porque los ojos del SEÑOR contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con él... 2 Crónicas 16:9

Aprendamos a vivir en la presencia del Dios vivo; oremos para que cada día el Espíritu Santo fluya como ríos de agua viva en nuestro interior. Feliz es el que habita en este pozo y nunca se aparta de allí. No nos apartemos de Dios, ni en la pobreza ni en la abundancia, ni cuando estamos en dificultades ni cuando todo va bien. "El viviente que me ve", está siempre cercano de los que lo invocan con sinceridad.. El ángel de Jehová también era el Viviente-que-me-ve, el mismo que cuidó de Agar, de su hijo Isamel, de Isaac, nunca desaparecieron de la vista de Dios, como tampoco nosotros los que nos hemos acercado a Él de corazón. Porque los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones. 1 Pedro 3:12