ABRIL 13

13.04.2021

A su sombra placentera me senté, Y su fruto es dulce a mi paladar. Cantares 2:3

Sentarse a la sombra placentera del SEÑOR, indica descansar en Él,por medio de la oración, meditar en Él y en Su Palabra, depender de Él, aceptar su cobertura, vivir bajo Su cuidado y protección: El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Todopoderoso. Sal.91:1 "A su sombra placentera me senté", nos recuerda a María, que sentada a los pies de Jesús, escuchaba Su Palabra. Lucas 10:39
A su sombra placentera me senté. ¡Que privilegio mas grande, es estar sentados a los pies del Maestro de maestros, escuchando Su Palabra, manjar exquisito del cielo! ¡Escuchando Su voz en cada verso de la Escritura! Es como estar en pleno calor de verano, en medio de un huerto lleno de árboles frutales, entre los cuales se destaca Cristo, El Árbol de Vida. Sentados bajo Su sombra refrescante, en Su presencia, recogiendo y disfrutando de cada uno de sus frutos, esto es, saboreando Su dulzura en cada verso de Su Poderosa y Bendita Palabra. " Y su fruto es dulce a mi paladar."

" Y su fruto es dulce a mi paladar." Sin duda, la Palabra de Dios es dulce para el espíritu, David atraído por esta dulzura dijo: Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel a mi boca. Salm.119:103 Alimentado por la dulzura de la Palabra, le dio satisfacción plena, tanto que no anhelaba otro deleite de esta tierra. Sal.73:25, Su principal anhelo era estar en comunión con Dios y con su Palabra.

El Hijo de Dios, EL Verbo, El Logos hecho carne, Palabra Viva, endulza el cáliz de la amargura y adversidad, con Su bendita Palabra inspirada por el Espíritu Santo, nuestro pan de cada día: Porque no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4 Y cada verso de la Palabra, revelado por el Espíritu Santo, es para el alma sedienta y necesitada en pleno sol del desierto de la tentación y la tribulación, y a punto de desfallecer, hallar un esplendoroso huerto con muchas frutas frescas, jugosas, dulces y deliciosas: A nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas. Cant. 7:13 Sí, en el huerto maravilloso de la Palabra de Dios, encontramos toda suerte de versos escogidos para cada necesidad, para cada situación, para cada tiempo. Por medio de la Palabra escuchamos la dulce voz del SEÑOR, que nos habla profundo, claro, y directo al corazón. " Y su fruto es dulce a mi paladar.

"Sí, sin duda alguna, la Palabra de Dios, revelada y renovada por el Espíritu Santo en cada desierto, reverdece el alma de esperanza en la desesperación, endulza lo amargo de la tribulación, consuela el corazón triste y angustiado, y le eleva sobre las alturas de la tierra, y comer el fruto del campo (espiritual de la Escritura) Deut.32:13. Además de todo esto, la Palabra de Dios, la espada del Espíritu, es el arma que nos da la victoria contra las asechanzas del enemigo.

Sentados a los pies de Cristo, escuchando Su Palabra, Su doctrina saludable, es la mejor parte la cual no nos será quitada. Lucas 10:42 Debemos cuidar de las cosas de la vida, pero nuestra prioridad debe ser cuidar de la vida del espíritu, nutrir el alma con la sana doctrina de la Palabra de Dios, sentados a los pies del Maestro, a su sombra placentera, escuchando atentamente su voz y su fruto será dulce a nuestro corazón. Si queremos compartir la Palabra de Dios a otros, llevar fruto verdadero y eterno, conforme a la voluntad de Dios, nuestra vida debe estar cimentada en una comunión personal y viva con Él.

La esposa de Cristo, la iglesia,(tu y yo), sentada a Su sombra placentera, como María a los pies del Maestro, encuentra en esos frutos escogidos del huerto de la Palabra, sombra contra el calor, fortaleza en la aflicción, guía y dirección. Entonces, así el alma reconfortada y refrescada por los frutos del sembrado Divino de las Sagradas Escrituras, con la fe y el ánimo fortalecidos, rebosante de un regocijo indescriptible, puede exclamar: ¡Y su fruto(Su Palabra) es dulce a mi paladar! Cant.2:3 ¡Amén!

ORACIÓN: " Por eso SEÑOR, mi único gozo y mi único consuelo consisten en elevar hacia Ti los ojos de mi alma, en dirigir hacia Ti Todos los movimientos de mi corazón y conformarlos totalmente a Ti. Mi único deleite es oír hablar de Ti, hablar yo mismo de Ti, hacerte objeto de mis estudios y meditaciones, leer diariamente cosas referentes a tu felicidad y gloria, repasar en el fondo de mi alma Todo lo que he leído, a fin de poder pasar de los ardores, los peligros y las penas de esta vida mortal y caduca, a esa morada de dulzuras, de alivio y de paz que sólo se encuentra en Ti, durmiendo o por lo menos, como tu discípulo amado Juan, inclinando mi cabeza fatigada sobre tu corazón. Para disfrutar de esa gran felicidad recorro tus Santas Escrituras como un jardín de delicias, y en el recojo como hierbas frescas y saludables de tus divinos mandamientos. Mandamientos que yo medito y que constituyen mi alimento espiritual; y que reunidos en mi memoria, depósito en el fondo de mi corazón, a fin de que habiendo saboreado tu inefable dulzura, me resulten más soportables las amarguras de esta vida."Agustin de Hipona