OCTUBRE 12

01.02.2023

"No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda".  Hebreos 3:6

Juan y Pedro iban de camino hacia el templo para orar donde había un cojo de nacimiento que era traído a diario a la puerta del templo llamada La Hermosa, para pedir pues este era el lugar más estratégico para recibir limosnas de los que entraban al templo. Entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo: «¡Míranos!». Hechos 3:4 Pensando que iba a recibir dinero, los miró atentamente. Hechos 3:5. Pero Pedro movido por la compasión y la guía del Espíritu Santo, dijo: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda".

"No tengo plata ni oro," Pedro reconoció su carencia de riquezas materiales y no se avergonzó por eso, pero según las enseñanzas de los maestros de la Doctrina de la Prosperidad, Pedro seguramente estaba en pecado, bajo maldición, o no tenía suficiente fe, por no tener dinero. Pedro no había intercambiado el don de Dios por dinero, como los maestros del Evangelio de la prosperidad de hoy, que en su avaricia explotan con palabras falsas y con astucia inventan mentiras ingeniosas, recurren a la Biblia y al nombre de Jesucristo para explotar, manipular y coaccionar, persuadir con palabras de vana sabiduría humana, todo con el fin de apoderarse del dinero de los que están desesperados por recibir un milagro.

Estos falsos profetas son mendigos, como el cojo del templo de la Hermosa, dedican su vida a pedir y a vivir de las limosnas de los demás. Conviene aclarar aquí, que el verdadero ministro que trabaja para el SEÑOR, y se dedica a compartir las innumerables riquezas de Cristo, es un "obrero digno de su salario" (1 Tim. 5:18). Pero estos falsos maestros son como los hijos de Elí, que por su avaricia rapaz no satisfechos con las porciones asignadas legalmente, tomaban lo que no les pertenecía y antes del momento en que debían hacerlo, robaban a Dios Su ofrenda y engañaban a la gente. 1Sam.2:12-17.

"Hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales". (1 Tim 6:5-6). Han hecho pacto con Mammón, el dios de las riquezas. Consumidos por el amor al dinero y el engaño de las riquezas, están llenos de comodidades materiales, fama y gloria humanas, pero vacíos de la llenura de Cristo y de Su Espíritu Santo. Tengamos claro que, la prosperidad no válida la doctrina de una congregación ni del mensaje del maestro o profeta. Muchos piensan erróneamente que las riquezas y las grandes multitudes son evidencia de que el SEÑOR está complacido con ese profeta y ministerio. Sin duda, es más probable que el SEÑOR esté complacido con un obrero que es fiel con pocos seguidores y pocas riquezas, que con una iglesia rica pero que es falsa.

Han abandonado el celo por la verdad de Cristo, porque dejaron los verdaderos negocios a los que fueron llamados, olvidando el ejemplo de Jesús, Maestro de maestros, que dijo: "En los negocios de mi Padre me es necesario estar". (Luc. 2:49). A estos dice el SEÑOR: "¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues cruzan tierra y mar para ganar un solo seguidor, ¡y luego lo convierten en un hijo del infierno dos veces peor que ustedes mismos! Mat. 23:15 ¡Serpientes! ¡Hijos de víboras! ¿Cómo escaparán del juicio del infierno? Mat. 23:33"Pero lo que tengo te doy". Pedro no tenía oro y plata, pero era un hombre riquísimo, porque tenía lo que vale mucho más que los tesoros de la tierra, a Jesucristo de Nazaret. Por eo dijo: "Lo que tengo te doy", tengo el poder de Cristo para salvar a todo aquel que en Él cree, para sanar y liberar de la esclavitud del pecado. Ten presente que: ¡El reino de Dios no depende del dinero, ni de terrenos, ni de edificios lujosos, ni de posesiones materiales! Sino del poder de Dios para salvar. Dijo Pablo: "No me avergüenzo del evangelio, pues es Poder de Dios para la Salvación de todos los que creen. Rom.1:16

El SEÑOR dijo: "De la abundancia del corazón habla la boca". Luc. 6:45 No podemos dar lo que no hemos recibido. Y Pedro dió al cojo lo que recibió del SEÑOR. "Y nuestra mejor abundancia del corazón debe ser preparada lentamente y en quietud. El ganado, cuando descansa, todavía está trabajando para preparar de la hierba la más dulce y saludable de las bebidas: la leche. Así debemos preparar la abundancia de nuestro corazón para hablar. Si la leche de nuestra palabra debe fluir de nosotros de manera nutritiva, debemos convertir las cosas comunes de la vida diaria, mediante procesos lentos y silenciosos, en dulce sabiduría. En las horas de retiro, de meditación, actúan los poderes secretores y digestivos del Espíritu; y así nos alimentamos a nosotros mismos, y almacenamos alimento para los demás". -TT Lynch.

Nuestras palabras dan a conocer lo que somos realmente. Si nuestra es charla lasciva descubre que la lujuria nos domina; si nuestras palabras son espadas con veneno, nuestro corazón está en odio y amargura; si hablamos siempre de riquezas, nuestro corazón está lleno de codicia y adoramos a Mammón, el dios de las riquezas. Entonces, si pasamos tiempo en la presencia del SEÑOR en oración, y en nuestros corazones abunda la Palabra de Dios y meditamos en ella día y noche, nuestras palabras serán buenas que edificarán y harán bien a quienes nos escuchen. Ef.4:29. Sólo así estaremos listos y guiados por el Espíritu Santo, para hablar palabras de vida eterna, para decir como Pedro a los cojos espirituales con fe y poder del SEÑOR: "lo que tengo te doy".

Muchos que se precian de ser cristianos, desean poder decir a otros: "Levántate y anda", pero ellos mismos son cojos, porque no han recibido el poder de Jesús para transformar su propio corazón. Porque se han conformado con estar a la puerta del Templo, pidiendo cosas materiales, priorizan la añadidura, cuando el SEÑOR dijo; que esas cosas son Su añadidura, para los que lo buscan primero Su reino y Su justicia ( Él mismo es el reino y la justicia). Mateo 6:33. Están a la puerta Hermosa de la religiosidad, pero nunca han entrado en la presencia de Dios. No saben que pueden recibir un tesoro más valioso y trascendental, que el dinero, el éxito material y la fama; !El poder de Cristo para ser libres de sus pecados, de sus egoísmos, de sus intereses materiales! ¡El poder del Evangelio de Cristo para recibir el don de la salvación que los libera de todas sus culpas y pecados! El poder que les hace libres, ¡Verdaderamente libres en Cristo! Juan 8:36. "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy".
"En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". No en el poder de Pedro, ni de Juan o de algún otro, sino "en el Nombre de Jesucristo de Nazaret". Pedro y Juan Desviaron completamente la atención del cojo de sí mismos y exaltaron solo al SEÑOR de señores. Y tal ha sido y debe ser siempre el secreto de un servicio o ministerio exitoso. El falso ministro y predicador que piensa en sí mismo más que en Jesucristo, que sólo habla para ser considerado inteligente o elocuente, degrada el púlpito cristiano y habrá fracasado terriblemente ante el SEÑOR, en ese día en que Él juzgará los secretos de los hombres. Pedro y Juan el Bautista, deberían ser el modelo para los creyentes y ministros cristianos. Cuando hombres acudían al Bautista, querían rendirle homenaje; pero él los desviaba de sí mismo a Cristo; él fue una lámpara, pero Cristo es la luz; y su enseñanza alcanzó el nivel más alto y noble cuando apartó la mirada de sí mismo, diciendo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo".

Esta es la razón de la existencia de la iglesia: Revelar a Cristo. La iglesia(el pueblo de Dios, los creyentes) deberían ser la revelación de Su persona. No deberían hablar de sí mismos, ni deberían atraer seguidores para sí mismos. Porque su propósito debe ser exaltar al SEÑOR y hacer que el mundo oiga lo que Él dice y vea lo que Él hace, como lo hizo Pedro: "En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo caminando con ellos, saltando y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios. Hechos 3:6-9. "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda".

ORACIÓN: Amado SEÑOR, Jesucristo, Salvador y Redentor nuestro, te ruego por tus infinitas misericordias, que en estos tiempos peligrosos, podamos mantenernos lejos de toda forma de avaricia y codicia. Guárdanos de no hacer mercadería con tu santo Evangelio. Te suplico que cuando hable de Ti y de tu Palabra, mi mensaje no sea con palabras persuasivas de sabiduría humana, sino en la demostración del poder del Espíritu Santo, para que la Fe de los que escuchan no se base en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.1 Cor.2:4-5. Y así, siguiendo tus pisadas y llenándome de ti cada día, pueda decir con Pedro a los cojos espirituales: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". Y a aquel que es poderoso para cuidar de que no caigan, y presentarlos intachables delante de su gloria con gran alegría, al único Dios, nuestro Salvador por medio de Jesucristo, sean dadas la gloria y la majestad, y el dominio y el poder, desde antes de todos los siglos y siempre. ¡Amen!