NOVIEMBRE 11

"El hombre…. tiene una vida corta y llena de zozobras." Job 14:1
Puede sernos muy útil, antes de conciliar el sueño, recordar este triste hecho; pues el mismo nos enseñará a desprendernos de las cosas terrenales. No hay, en verdad, nada agradable en recordar que no estamos libres de los dardos de la adversidad; pero ese recuerdo puede humillarnos y evitar que nos jactemos como lo hizo el Salmista, cuando dijo: «No seré jamás conmovido» (Sal. 30:6). Ese recuerdo puede también impedir que echemos demasiadas raíces en este suelo del cual muy pronto tendremos que ser trasladados al Edén celestial.
Recordemos cuán breve es nuestra posesión de los favores temporales. Si tuviésemos presente que todos los árboles de la tierra están marcados por el hacha del leñador, no haríamos tan prontamente nuestros nidos sobre ellos. Debemos amar, sí, pero con el amor que aguarda la muerte y no olvida la separación. Nuestros seres queridos solo nos han sido prestados, y la hora en que tendremos que devolverlos al prestamista puede estar cercana. Lo mismo podemos decir de nuestros bienes terrenales. ¿No toman las riquezas alas y vuelan? Peov.23:5 Nuestra salud es igualmente precaria: siendo frágiles flores del campo, no debemos pensar que floreceremos para siempre. Hay un tiempo señalado para la debilidad y la enfermedad, en el que tendremos que glorificar a Dios mediante el sufrimiento y no mediante la febril actividad. No hay siquiera un solo momento de la vida que pueda verse libre de las afiladas flechas del dolor; de los pocos días con que contamos, ni uno solo está exento de pesar. La vida del hombre es un tonel lleno de amargura: el que en ella busca gozo sería mejor que buscara miel en un océano de salmuera.- C.Spurgeon
Se determina, en el consejo y decreto de Dios, cuánto tiempo viviremos. Nuestros tiempos están en sus manos, los poderes de la naturaleza actúan bajo él; en él vivimos y nos movemos. Y es muy útil reflexionar seriamente sobre la brevedad e incertidumbre de la vida humana, y la naturaleza desvanecida de todos los placeres terrenales. Pero aún es más importante mirar la causa y el remedio de estos males. Hasta que nazcamos del Espíritu, ninguna cosa espiritualmente buena habita en nosotros, ni puede proceder de nosotros. Incluso el poco bien en el regenerado está contaminado con pecado. Por lo tanto, debemos humillarnos ante Dios, y ponernos totalmente en la misericordia de Dios, a través de nuestra Garantía Divina. Debemos buscar diariamente la renovación del Espíritu Santo y mirar al cielo como el único lugar de perfecta santidad y felicidad.- Matew Henry