ENERO 11

02.01.2022

"El que es fiel en lo muy poco, también es fiel en lo más; y el que es injusto en lo más lo más pequeño es injusto también en lo mucho" Lucas 16:10

En estas palabras de Jesús, el dinero es considerado "lo muy poco". Lo muy poco son, pues, las riquezas de iniquidad, esto es, las riquezas de la tierra, que nada son para los que se fijan en las del cielo. Lo muy poco también son los bienes de esta vida, que él prometió dar a los que creen en Él, tales como el sustento, el vestido y otros subsidios corporales, como la salud y cosas por el estilo, diciéndonos taxativamente que no andemos agobiados por estas cosas, sino que esperemos confiadamente en Él, pues Dios es la providencia de quienes a él se acogen, providencia segura y total.

Por lo tanto, si una persona no puede ser fiel en manejar lo muy poco, no debemos confiar que serán fieles al manejar lo más. Si uno es falso e infiel en la vida diaria, no importa si saben cómo proyectar una imagen cristiana; también son falsos e infieles en la vida espiritual, y nadie debe confiarles lo que es verdadero (las riquezas espirituales).

¡Qué palabras escrutadoras son estas del Salvador! Deben ponernos a buscar y juzgarnos a nosotros mismos, y esta búsqueda debe entrar en todos los departamentos de nuestra vida, y este juicio debe ser como ante los ojos de Dios, debe ser implacable, mucho más que nuestro juicio sobre nuestro prójimo. Cuando los juzgamos, podemos hacernos a nosotros mismos y a ellos un gran daño e injusticia, y traer sobre nosotros juicio y condenación, porque se nos ordena que no juzguemos a los demás. 'No juzgues', dijo Jesús. ¿Quién eres tú que juzgas a otro? ', escribió el Apóstol. Pero si nos juzgamos a nosotros mismos con franqueza e imparcialidad, podemos hacernos un gran bien a nosotros mismos y a los demás, y así escapar del juicio de Dios, porque si nos juzgamos a nosotros mismos, y nos corregimos, 'no seríamos juzgados'. Escribió Pablo (1 Corintios 11:31). "Fiel en lo muy poco." ¿Cuáles son algunas de las cosas más pequeñas?

¿Somos fieles en el uso del dinero? "Examínate, pues, y mira si no te retienen todavía las preocupaciones terrenas, o el desmedido afán del sustento y del vestido corporal, o bien otros intereses y el confort, como si tú fueras capaz de proveerte por ti mismo de lo que se te ha ordenado no preocuparte en absoluto, es decir, de tu vida. Pues si estás convencido de poder conseguir los bienes inmortales, eternos, permanentes y carentes de envidia, mucho más convencido has de estar de que el SEÑOR te otorgará estos bienes caducos y terrenos, que él concede incluso a los hombres impíos y hasta a los mismos pájaros, habiéndote Él mismo enseñado a no preocuparte lo más mínimo de estas cosas." Anónimo

¿Somos fieles en el uso de nuestro tiempo? Empleamos algún tiempo para la oración, para la lectura de la Palabra, y para atender bien los deberes del día. Valorar esos momentos que otros parecen desperdiciar; mejorando constantemente cada momento presente, para que puedas, en alguna medida, recuperar el tiempo que has perdido. Valorar el tiempo usando bien cada porción de él. Del tiempo depende la eternidad; con tiempo recibirás una preparación para el reino de Dios; si no lo obtienes, tu ruina es inevitable; por lo tanto, redime el tiempo. Porque los días son malos. Los tiempos actuales son peligrosos, están llenos de problemas y tentaciones, y solo los vigilantes y diligentes tienen alguna razón para confiar que mantendrán sus vestidos sin mancha ni arruga.

El tiempo se redime teniendo presente que el mañana no nos está asegurado. Ahora escuchen con cuidado, ustedes los que dicen: "Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y estaremos allá un año, y haremos negocios, y ganaremos dinero." ¡Si ni siquiera saben cómo será el día de mañana! ¿Y qué es la vida de ustedes? Es como la neblina, que en un momento aparece, y luego se evapora. Lo que deben decir es: «Si el SEÑOR quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Santiago 4:13-15 Determinemos aprovechar el tiempo al máximo.

¿Somos fieles con las palabras? Pequeñas palabras se escapan continuamente por los portales de nuestros labios. Son palabras hirientes, de críticas, de chismes y maldicientes, o son palabras que edifican y que podemos decir en la presencia de Jesús. Debe impresionarnos lo que dice el Salmo 12:4 Dios tuvo una controversia con este pueblo sobre sus palabras, y ellos con orgullo e insolencia respondieron: "Con nuestra lengua prevaleceremos, Nuestros labios nos defienden; ¿quién es señor sobre nosotros?"

"La lengua es un miembro pequeño,pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!", escribió el Apóstol Santiago 12:4. ¿Somos fieles en su uso, o descuidados, irreflexivos, necios, malvados? Por cada palabra vana y dañina tendremos que dar cuenta, seremos llevados a Juicio, dijo el Maestro. Mateo 12:36 Oh, qué importante que seamos fieles en nuestro hablar.

¿Somos fieles en el uso de los ojos y los oídos, las manos y los pies? ¿Somos fieles con nosotros mismos, con nuestro corazón, nuestra conciencia, nuestra imaginación? ¿Vivimos como a la vista de Dios, buscando siempre hacer las cosas que le agradan, de modo que tengamos el dulce y silencioso susurro en nuestros corazones: 'Mi hijo amado en quien tengo complacencia'? A Gayo', el apóstol Juan dijo: "Amado, fielmente haces todo lo que haces" (3 Juan 5), y si tú y yo hacemos lo mismo, algún día uno mayor que Juan nos dirá: 'Bien hecho, siervo bueno y fiel: sobre POCO has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu SEÑOR. Mateo 25:23 - Samuel Logan Brengle