OCTUBRE 11

»Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo volverá a ser salada? Ya no servirá para nada, Mateo 5:13
El mundo sin Dios llama a lo malo bueno y a lo bueno malo, pero ay de ellos dice el SEÑOR (Is. 5:20). Así fue en la época de Noé cuando Dios destruyó el mundo antiguo con el diluvio, así fue en la época de Abraham cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra como señal del juicio eterno. Así fue en la época de la encarnación de Cristo, así ha sido durante la historia de la iglesia, así es ahora. El mundo sin Dios avanza a su propia destrucción. A pesar de ello, Dios sigue dando un testimonio a este mundo malo, sigue sosteniendo y preservando, y existe un remanente que ha sido puesto como testimonio de la bondad de Dios, de la vida de Dios, del poder de Dios. Cristo los cataloga como la sal de la tierra,
La sal sirve para sazonar, dar sabor a los alimentos y preservar la comida, tenemos la responsabilidad de transformar el entorno en el que nos encontramos, así como la sal transforma los alimentos. Como agente preservador, aún pequeñas partículas de sal, esparcidas en un trozo de carne, cumplen su labor. Bueno, esto es precisamente lo que cada cristiano es al vivir la nueva vida en Cristo, al vivir como hijo de Dios en donde Dios le haya puesto. Aunque el mundo grite en contra de las diferencias, el cristiano es esencialmente distinto, tiene la vida de Cristo a diferencia de un mundo muerto en sus delitos y pecados. Y el cristiano como sal, impide que este mundo siga descomponiéndose.
Dios le dio a la sal esa naturaleza, ese carácter antiséptico para preservar, para combatir el avance de la corrupción. Es Dios quien ha dado nueva vida, una nueva naturaleza al cristiano, para que actúe como agente antiséptico en un mundo corrompido y que sigue en proceso de descomposición. La función del cristiano no es caerle bien a todo el mundo, no es callar la verdad en pro de la "tolerancia" que predica este mundo caído. No es abandonar sus convicciones por seguir la corriente de este mundo, porque Cristo les dice a sus seguidores: "ustedess son la sal de la tierra".
Son los cristianos los que pueden promover la verdadera paz y armonía entre la humanidad, eso dice el Señor Jesucristo. Y no porque los creyentes sean mejores personas que los incrédulos por sí mismos, sino porque la vida de Cristo está en ellos. Como cada partícula de sal, cada cristiano en particular tiene la función de ser agente de preservación y lucha contra el mal que corrompe este mundo. Esto es, siendo una persona distinta, que no vive para el pecado sino que vive para Cristo.
Esto implica, ser una persona distinta, que no vive para el pecado sino que vive para Cristo. Que condena toda clase de maldad por vivir una vida cada vez más ajustada a las enseñanzas de Cristo. Que no se une a la carrera desenfrenada hacia el pecado como lo hacen los demás, sino que tiene dominio propio sabiendo lo que realmente agrada a Dios y lo que en realidad produce el pecado y sus falsos placeres temporales, a pesar del asombro de los demás.
Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, tengan también ustedes el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.1 Pedro 4:1-7
"Debemos esperar ser perseguidos, si mantenemos la luz pura de una vida consistente en medio de los males del mundo. Los hombres odian la luz que expone sus fechorías. Te tolerarán solo mientras los dejes en paz. Pero el testimonio universal de quienes han sufrido así es que el Hijo del Hombre camina por el horno junto a sus fieles mártires.
Nuestras vidas santas deben actuar como sal para detener la corrupción que nos rodea. Un silencio repentino debería caer sobre ciertos tipos de conversación cuando entramos en la habitación. Pero es muy fácil perder nuestra salinidad, como lo hizo Lot en Sodoma y las siete iglesias de Asia." - F.B.Meyer
"Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo volverá a ser salada? Ya no servirá para nada," Es decir, si la sal se ha vuelto insípida o ha perdido sus propiedades conservantes. si la salinidad pierde su sabor, no sirve para nada. Esto es, que todos aquellos que siguen los bienes temporales, pierden el sabor de los bienes eternos que solo Cristo puede dar.
Un predicador, o creyente que ha perdido la vida de Cristo, y el testimonio de su Espíritu, fuera de su alma, puede compararse con esta sal. Puede tener las chispas y partículas brillantes de verdadera sabiduría, pero sin Su unción su servicio y vida espiritual son estériles. Solo quien tiene su alma unión con Cristo Jesús por el Espíritu Santo, puede preservar la vida en Él y darle sabor, esto es vivir en la paz y gozo del Espíritu y ser un instrumento para el bien propio y de los demás.