OCTUBRE 1

01.02.2023

Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas? No las busques; Jeremías 45:5

Estas son palabras de Dios, por boca de Jeremías, a Baruc quien desesperado, y vencido por las dificultades que enfrentaba, recibe un mensaje de Dios que le dice que "no busque para sí grandezas" , sino que agradezca haber escapado con vida. Conociendo la verdad, y sabiendo el fin que se acercaba, en lugar de advertir al pueblo de la destrucción venidera, y tratar de salvar a algunos, él buscaba grandezas para sí mismo.

La raíz de todos los pecados es el orgullo, el querer buscar grandes cosas para nosotros mismos. Esto es lo que está tras la venganza secreta, la traición, el asesinato, el temor injustificable, el engaño piadoso, la esperanza infundada, la rebelión insolente; todas estas surgen de un corazón que desea tener la gloria que le pertenece a Dios. Es el corazón mismo de la vieja naturaleza buscar grandes cosas, ser ambicioso por las posesiones y honores terrenales, agradarse a uno mismo. El pueblo de Dios necesita estar atento a esto más que a cualquier otra cosa. Es el mismo crimen del diablo, el orgullo 1 Timoteo 3: 6. Toda alta ambición debe ser destronada; la única ambición digna de un hijo de Dios es agradar a Cristo, que se despojó de su reputación.

No busques grandes cosas para ti, porque el "yo" nunca debe ser un objeto final. La gloria de Dios es el único objetivo legítimo. Las grandes cosas espirituales no deben buscarse para nuestros propios propósitos y auto exaltación. Los hombres que buscan y alcanzan "cosas grandes", según el mundo, riquezas, éxito y fama, hinchados por la victoria constante y un sentido de superioridad, son la personificación misma del orgullo y la ambición. Pero un espíritu como este es la peor especie de carácter humano. Es la forma más intensa de idolatría, de egoísmo y adoración de sí mismos. Es la forma de orgullo más arrogante y desafiante. Escala los cielos, tanto que quiere ocupar el lugar del Dios Eterno. Desde la creación este ha sido el deseo de Satanás; "quitar a Dios de Su trono" y esta fue precisamente la tentación de Adán y Eva en el jardín del Edén; no obedezcan ni escuchen lo que dijo Dios, y "serán como Dios" Génesis 3:5.

Solo hay una especie de aspiración que no fatiga ni desgasta el alma, y es el anhelo y el clamor del alma por Dios. Humboldt, que había examinado el cosmos y que había dedicado una larga existencia a la plácida contemplación de los procesos de la naturaleza, dijo a los ochenta años: "Vivo sin esperanza, porque muy poco de lo que he emprendido da un resultado satisfactorio." Este es el precio que pagan las mentes ambiciosas por buscar grandes cosas. No busques cosas grandes para ti mismo, porque es la forma segura de multiplicar nuestras desilusiones y dolores. De modo que, buscar grandes para sí mismo, es embarcarse en una búsqueda en la que se sentirá defraudado; y cuanto más ardientes son sus deseos y más ansiosa sea su persecución, más agudos serán los sufrimientos que ocasionará su desilusión. "Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas? No las busques".

"Permítanme decirles que hay dos tipos de ambición, una totalmente culpable y otra verdadera. La ambición culpable es el deseo egoísta de brillar sobre los demás, que se considera completamente pobre y miserable. "¿Buscas para ti grandes cosas? No las busques." Y la verdadera ambición es vivir lo que hay en ti por amor de Cristo que te dio la vida. Cristo contiene para mí todo lo que la humanidad puede aspirar o comprender, el gran ideal divino. La vida que se le da a Cristo está bien invertida. Ha producido los mejores resultados en la historia del carácter humano.

¡Qué hombre era Pablo! Jesuristo se cruzó en su camino, y esta alma ambiciosa, celosa y ardiente se transformó y se convirtió de Saulo el perseguidor, al apóstol Pablo, dedicó su vida al SEÑOR y describe en 1Corintios 11:23-28 los sufrimientos que tuvo que pasar: "En cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, con frecuencia en peligros de muerte.... en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez. Y este fue su veredicto cuando llegó la hora de dejar este mundo: "He peleado la buena batalla, he terminado mi carrera, he mantenido la fe".... "Ahora estoy listo para que me ofrezcan ".

Pablo sabía que su vida estaba escondida con Cristo en Dios. Sabía que este es el tiempo de las sombras, el otro lado es la realidad. El comentario del Maestro Divino sobre la elección de Pablo fue: "Le mostraré las grandes cosas que debe sufrir por causa de Mi nombre". Les ruego encarecidamente que elijan la vida en la que puedan dedicar sus mejores energías a Dios. Ten un propósito en ello. La verdadera ambición es la de un hombre que no tiene miedo de resistir, no tiene miedo de sacrificar, no tiene miedo de gastar su alma, porque dando está ganando, y tendrá más en abundancia." - RJ Campbell No Busques entonces, grandes cosas para ti mismo. Busca primero el reino de Dios y su justicia; y luego todas estas cosas menores, que el mundo y los engañados probablemente alcanzan con mucho esfuerzo, dolor, decepción e insatisfacción, te serán añadidas.