ABRIL 1

Crecerá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay hermosura en Él ni esplendor; lo veremos, mas sin atractivo alguno para que lo apreciemos. Isaías 53:2
Cristo es despreciado por el aspecto de su rostro destrozado en la Cruz. Antes que perezca la humanidad entera, conviene que uno muera por el pueblo. Conviene que a uno se le desfigure el rostro en beneficio de todos por su semejanza con la carne de pecado, para que no se condenen todos por la fealdad del pecado; que se vuelva Tiniebla el esplendor y la figura de la sustancia de Dios bajo la forma de siervo, para que vivan los esclavos por el pecado.
Conviene que la blancura de la vida eterna se ensucie en la carne para limpiar la carne; que el más hermoso de los hijos de los hombres (Salmo 45:2), se sumerja en la oscuridad de su pasión para iluminar a la humanidad entera, se desfigure en la cruz como raíz en tierra árida, sin ningún atractivo, a fin de rescatar a su esposa, la Iglesia, sin mancha y sin arruga. Para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante. Efe.5:27
Jesucristo, se revistió de mis apariencias, para defender mi causa. Así lo dice el Profeta: Pero Él herido fue por nuestras rebeliones, Molido por nuestros pecados. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados. Isaías 53:5 El SEÑOR cargó sobre Él todos nuestros pecados; por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, como dice el Apóstol, para ser compasivo. Por eso le era necesario ser semejante a sus hermanos en todo: para que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Hebreos 2:17
Cristo es despreciado por su aspecto, pero es hermoso por el encanto de su voz; Sus palabras son espíritu y son vida. Juan 6:63. Los sentidos delatan que su rostro es desfigurado; la Fe demuestra que es blanco y hermoso. Sin atractivo para los ojos de los insensatos; más para los espíritus fieles es hermoso. Menospreciable en opinión de Herodes; hermoso, según la confesión del ladrón: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino." Lucas 23:42
Qué hermoso lo vio aquel que exclamó: ¡Verdaderamente este hombre era hijo de Dios! Marc.15:39. Pues si hubiera hecho caso a las apariencias, ¿cómo podría ser Hermoso el hijo de Dios? Cuando extendía sus brazos en la Cruz, entre dos malvados, provocando la burla de los malhechores y el llanto de los fieles, ¿que podían percibir quienes lo contemplaban sino su deformidad? Sólo era objeto de escarnio, el único que debía causar temor y temblor, el único que debía ser venerado.
¿Cómo pudo captar la hermosura de un crucificado y que era el Hijo de Dios, cuando fue contado entre los pecadores? Nosotros no podemos ni necesitamos responder, porque ya se nos adelantó el evangelista: El centurión que estaba frente a él, al ver la manera en que expiró, dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios." No despreció lo que vio, porque creyó lo que no vio, por fe andamos no por vista. Creyó en lo que oyó, pues la Fe viene por oír el mensaje. Lo reconoció y proclamó como Hijo de Dios y no por su apariencia. Fue una de aquellas ovejas de las que habló Jesús, diciendo: "Mis ovejas oyen mi voz." No temas....
¿Por qué buscas entre los muertos al que vive? Lucas 24:5 Y dirás: ¿Quién es ese, vestido de gala, que avanza lleno de fuerza? Ya no tiene su cuerpo desfigurado, como hasta ahora.Tuvo que llevarlo consigo ante sus perseguidores, para que le despreciaran hasta matarle; y ante sus amigos, para que le reconocieran después de su resurrección. Se presentará con una túnica blanca, el más hermoso, no entre todos los hombres sino entre todos los rostros de los ángeles.
¿Por qué te empeñas en buscarlo, revestido de humildad, bajo la forma de siervo, con apariencias despreciables? Resucitó y vive para siempre, búscale y ámale en Su hermosura Celestial, coronado de gloria y honor, temible por Su majestad divina, pero afable y complaciente por Su serenidad natural. Jesucristo, nuestro Salvador, Rey de Gloria, Esposo del alma que le busca, que es Dios bendito sobre todo y por siempre. Amén. - Bernardo de Claraval