DEVOCIONAL DE HOY


"Yo seré su Dios". Jeremías 31:33.

Dios es nuestro Dios en un sentido, con el cual los incrédulos, no pueden tener trato, en el cual no tienen participación alguna. Su propósito eterno ha sido la base y el fundamento de todo; y por lo tanto Él es mi Dios como Él no es Dios de nadie más que de Sus propios hijos. Si soy Su hijo, entonces Él me ha amado desde antes de la creación del mundo, y Su mente infinita ha sido ejercitada con planes para mi salvación. Si Él es mi Dios, Él me ha visto cuando me he alejado de Él; y cuando me he rebelado, Su mente ha determinado cuándo seré apartado de los errores de mis caminos.

Además, el cristiano puede llamar a Dios "mi Dios", por el hecho de Su justificación. Él es el Dios del creyente por adopción, y en eso el pecador no tiene parte. Un pecador puede llamar a Dios, Dios, pero no tiene comunión personal, no tiene amistad con Él, porque "sus pecados los han separado de Dios. A causa de esos pecados, Él se alejó". Isaías 59:2 Clama el pobre pecador: " SEÑOR, he pecado contra el cielo y contra ti. Soy culpable ¡Sálvame! Me entregaré a Ti. Responde el SEÑOR: " Seré tu Dios

"Cristiano, aquí está todo lo que puedes pedir. Para ser feliz necesitas algo que te satisfaga. Y lo que te ofrece este versículo, es suficiente. Si puedes vaciar en tu copa esta promesa, dirás con David "mi copa está rebosando" Salmo 23:5, tengo más de lo que mi corazón puede desear. Cuando se cumpla en ti el "Yo soy tu Dios", entonces poseerás Todas las cosas. El deseo es, como la muerte, insaciable; pero Dios que llena todo en todo y puede satisfacerlo. ¿Quién puede medir la capacidad de nuestros deseos? Pero la inconmensurable riqueza de Dios puede sobrellenar todo lo que deseamos. Te sientes pleno cuando Dios es tuyo. Su suficiencia puede satisfacerte, aunque todo lo demás fracase.

Pero tú anhelas algo más que una reposada satisfacción; deseas en tus deleites llegar al éxtasis. Ven, alma, en esta porción hay música apropiada para el cielo, pues el Creador del cielo es Dios. La música de ningún instrumento puede producir una melodía igual a la producida por esta promesa: "Yo seré su Dios". En esas palabras hay un profundo mar de gloria, un ilimitado océano de gozo. Ven, baña tu espíritu en él. Nada un siglo y no hallarás ribera; sumérgete por una eternidad y no hallarás fondo. " Seré su Dios". Si esto no hace destellar tus ojos de gozo y saltar tu corazón de felicidad, entonces es seguro que tu alma no goza de salud espiritual.

Pero tú deseas algo más que deleites para el presente; ansías algo en lo cual puedas ejercer esperanza. Qué otra cosa puedes esperar que no sea el cumplimiento de esta gran promesa: "Yo seré su Dios". Esta es la principal de todas las promesas, su disfrute hace un cielo aquí abajo y hará un cielo arriba. Creyente, permanece en la luz de tu SEÑOR y permite que tu alma sea siempre atraída por Su amor. Saca el meollo y la grosura que te da este versículo. Vive en consonancia con tus privilegios y regocíjate con gozo inefable. Cristiano, sí, tienes la esperanza del cielo, pero este es el cielo: "Yo seré Su Dios". -C.Spurgeon

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